Almería tendrá que asumir la responsabilidad de mostrar a los europeos los caminos que llevan a un nuevo modelo productivo, el de la sostenibilidad en todos los procesos productivos, ante un mundo cada vez más restringido por los problemas ambientales y por el incremento de la población.
Con esa responsabilidad a cuestas se abría ayer el I Congreso de Bioeconomía, Alimentación y Futuro, bautizado como Food&Future, organizado por Cajamar Caja Rural, la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE), el PITA y la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta.
Elección de la UE
La consejera de Agricultura, Carmen Ortiz, encargada de inaugurar este encuentro, en el queparticiparon más de 250 especialistas, investigadores y profesionales del sector agroalimentario y empresas de base tecnológica procedentes de toda España, anunciaba que Bruselas ha designado a Andalucía como “región modelo” para el desarrollo de sistemas de bioeconomía.
Ortiz afirmó que la agricultura almeriense encaja perfectamente en este nuevo modelo “gracias a su gran capacidad para el desarrollo, para incorporar innovaciones e implantar un sistema de obtención escalonada de productos de valor añadido a partir de los recursos biológicos propios, integrando distintos y nuevos sectores económicos”.
En la práctica, Almería se convierte pues en el laboratorio de Europa para definir los caminos que deben recorrerse para implantar en todo el continente un modelo de bioeconomía que lleve hasta sus últimos extremos los conceptos de sostenibilidad en lo económico, en lo social y también en lo ambiental.
Un nuevo modelo que, si pudiera establecerse un simil con el refranero popular español, se aproximaría a aquel que rezaba que del cerdo gustan “hasta los andares”. En ese nuevo modelo se trata de aprovechar absolutamente todos los recursos, incluyendo los residuos o los subproductos, para la obtención de un mayor beneficio y para evitar cualquier forma de desperdicio de recursos.
Por sectores
Pero el ejemplo de Almería en ese camino debe ir más allá de la propia agricultora, aún siendo esta el primer objetivo y probablemente el de mayor calado. Sectores como el agroalimentario, el de las energías renovables o el del mármol (que ya utiliza residuos para la obtención de nuevos materiales) ya han recorrido un camino que puede ser utilizado para dar a conocer los beneficios de la bioeconomía o la economía circular en la producción y en la propia sostenibilidad.
El presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde, considera que Almería “es un milagro que no habría sido posible sin la incorporación de tecnología en sus sistemas productivos agrarios, hasta convertirse en un modelo reconocido internacionalmente”, y señalaba que la bioeconomía “lleva implícito un gran salto adelante de la humanidad en cuanto al uso intensivo de las tecnologías sostenibles en todas las fases del proceso productivo”.
Para Baamonde la biotecnología centrará en los próximos años la agenda de gobiernos, corporaciones empresariales y centros de estudios de todo el mundo; “se trata por tanto de una necesidad y una oportunidad para progresar hacia la seguridad alimentaria de la población, el desarrollo del binomio alimentación y salud, la protección del medio ambiente y la generación sostenible de valor económico y bienestar social”.
Tecnología
Felipe Romera, presidente de APTE, hizo un canto a favor de los tecnoparques españoles en general y del PITA en particular “porque albergan a más de 7.000 empresas que emplean a 160.000 trabajadores altamente cualificados, de los que más de 30.000 son investigadores y científicos”.
Está convencido de que el PITA será el elemento vertebrador del desarrollo almeriense de los próximos años y que será necesario “aprovechar los nuevos estímulos que ya se están apreciando en la nueva economía”. Habló también de la paradoja de que en Almería sea un sector tan tradicional como la agricultura el que mantiene la más firme apuesta por la tecnología y la innovación, “y por eso Almería es un ejemplo”.
Carmen Ortiz sostiene que Europa y el mundo están ante un cambio de modelo productivo “tan necesario como urgente” y entiende que Almería es un territorio que puede marcar ese camino “que trata de casar la economía con el medio ambiente para no comprometer aún más el futuro del planeta”.
Advertía, eso sí, que esta es una tarea “en el que todos hemos de implicarnos para ser la referencia internacional”, y como ejemplo sinergias como la alcanzada por el IFAPA y la Estación Experimental Las Palmerillas de Cajamar.
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