Millones de metros cúbicos de agua preciosa, de caudal turbio de cieno y légamo que es mano de santo para las plantaciones de los agricultores en los días de calor, se han escapado estos días por la gatera, como ocurre cada vez que aflora una lluvia torrencial en la provincia.
Ramblas como la de Canalejas y Muleria en Cuevas o Nogalte, en Pulpí, cauces como el del Andarax, en la capital, el del Río Aguas en Mojácar, el Rio Antas, en Vera, o Alías, en Carboneras, no cejaron de transportar litros y litros de agua de balde que no se aprovecha y que durante el pasado fin de semana han pintado un mar tan marrón como una taza de Cola-Cao.No sería un hecho preocupante, si no fuera porque acaece en la provincia más seca de Europa y, aunque en estos días extraordinariamente húmedos nadie se acuerde del obstinado agostamiento que desde siglos y siglos asaetea a la tierra del Indalo, lo cierto -porque así ha sido siempre- es que dentro de unos meses los pozos volverán a bajar hasta niveles fósiles y los dos pantanos -el de Benínar y el del Almanzora- a exudar fango, aunque hayan subido ahora hasta los 20 hectómetros.
Y volverán los lamentos -con razón de los agricultores por falta de caudal para sembrar sus frutas y verduras, una actividad que genera directa e indirectamente el 40% del PIB provincial.
Los regantes de la Federación provincial, Feral, han solicitado el estudio y ejecución de un plan de infraestructuras hidráulicas que permita el aprovechamiento del agua de lluvia. “En la actualidad -según el presidente de los regantes “solo se aprovecha no más del 20%. Considera Feral que este plan requerirá de la implicación técnica y económica de todas las administraciones para aumentar a corto plazo los recursos disponibles para el regadío y para la recarga natural de los acuíferos subterráneos, ahora sobreexplotados.
A juicio de Feral, necesita la ejecución de diques y obras de contención en las principales ramblas para facilitar que el agua se filtre en el subsuelo.
Los regantes también reclaman pantanetas que almacenen el agua pluvial para regadíos. De la importancia que tiene el agua caída es que el pantano del Almanzora se ha llenado hasta más de 20 hectómetros que es casi la mitad de lo que reciben los regantes del Negratín y más que del Tajo Segura.
Sin embargo, aún resta mucho por afinar en el aprovechamiento hídrico que no desemboca en los dos pantanos provinciales y que se pierde en el mar.
Asaja también ha solicitado obras de mejora en el almacenamiento de las aguas de lluvia y un mejor encauzamiento del río Almanzora en el margen derecho.
Colectores sobre invernaderos
Uno de los sistemas de aprovechamiento del agua de lluvia que no repunta en Almería es el de la cubierta de los invernaderos. Solo el 10% dispone de colectores que canaliza el agua pluvial hasta balsas de regulación. En Almería, con 30.000 hectáreas invernadas se podrían ahorras muchos millones de euros con este aguas gratuita.
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