Todos los expertos nacionales e internacionales coinciden en que la reestructuración que se está impulsando para la reforma del sector financiero español supondrá que en el futuro sólo quedarán activos una decena de grupos en todo el país.
Un discurso en el que coincide el presidente de Cajamar Caja Rural, Eduardo Baamonde, que entiende que aún se producirán movimientos de fusiones y de absorciones: En ese escenario que se avecina, está convencido de que “seremos una de las diez entidades que permanezcan en el sector con dimensión, solvencia, fortaleza y, sobre todo, con personalidad propia.
Advierte que ese reajuste hará más fuertes a los competidores, pero destaca que Caja mantiene un modelo de negocio diferenciado, “que se moderniza y actualiza al ritmo de la economía digital y la sociedad del conocimiento, abriendo nuevos canales a socios y clientes”.
El camino
El presidente de la caja insistió en la idea de que la entidad ha de actuar con anticipación ante los retos que se van planteando, una política que ya les llevo a constituir en 2009 el primer SIP del sector y del conjunto del sector financiero español, que desde 2014 está bajo la supervisión directa del Banco Central Europeo.
De hecho considera que ante la ya inminente normativa de regulación de las cooperativas de crédito españolas, “tenemos el trabajo hecho, hemos vuelto a anticiparnos, y eso nos permitirá liderar ese proceso y mantener una posición estratégica que reforzará nuestro grupo”.
ADN agrario
Cajamar deja poco espacio a la improvisación y, para ello, sitúa el escenario de este año 2017 en unos tipos de interés que seguirán siendo muy bajos y que la obligan a seguir avanzando en otras líneas de negocio, mejorando la eficiencia y diversificando la cartera de productos y servicios.
Mirada atrás para recordar los orígenes rurales de la entidad, “de los que nos sentimos legítimamente orgullosos”, pero sobre todo para reafirmar el compromiso con el sector agroalimentario.
Apoyo al campo
Baamonde aseguró que la entidad y su grupo redoblará esa apuesta por la cadena agroalimentaria, desde la industria auxiliar hasta la distribución minorista, pasando por todos los eslabones de esa cadena.
Cajamar ya es líder en ese mercado a nivel nacional y, más aún, a nivel provincial, con cuotas de mercado más que notables. La idea es seguir reforzando ese liderazgo y convertirlo en un elemento diferenciador con respecto al resto de entidades que pugnan por incrementar su presencia en ese mercado.
La caja rural sostiene que mantendrá su compromiso con los territorios en los que está implantada, y mantendrá su política de expansión en aquellas zonas en las que entienden que pueden aportar un valor diferencial. La vocación rural vuelve a surgir en esos planes ya que la mayoría de las aperturas se concentrarán en las zonas españolas en las que la producción agroalimentaria es fuerte.
Tradición
Los cambios que se están registrando en el negocio financiero exigirán a su vez cambios en la estructura y en los servicios que se prestan. El presidente considera clave contar con la excelencia profesional y el compromiso de todos los que forman parte de la entidad.
Habrá modificaciones en el modelo de oficina, en la gestión, cada vez más apoyada por los cambios tecnológicos, con un papel creciente de la banca electrónica, pero sin embargo Cajamar no renuncia a las acciones que den un valor a los clientes, “a quienes seguiremos conociendo y llamando por su nombre”, dice el presidente. Ese trato directo forma parte de la cultura financiera y de servicio de la entidad y así seguirá siendo.
Eduardo Baamonde ha cumplido un año como presidente de Cajamar Caja Rural y afirma que ha visitado oficinas y clientes. El resultado es el conocimiento profundo de lo que es y representa la entidad en todo el país. Ahora se plantea el reto de trasladar esas percepciones, esa posición y esas fortalezas al conjunto de la sociedad.
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