La operación de compra anunciada ayer del Banco Popular por el Santander tiene tiene tres consecuencias derivadas para Almería: la primera de ellas es que el hotel más emblemático de la ciudad se queda en manos de la entidad financiera que preside Ana Patricia Botín.
El Gran Hotel Almería, cerrado desde la Nochebuena de 2014, era hasta ayer propiedad de facto del Banco Popular, aunque no había ejecutado aún la hipoteca de su deudor, Miguel Rifá, ante el Banco de España.
En los últimos meses, el Popular, inmerso en la voragine de restructuraciones, no tenía en la puesta en valor del hotel almeriense de Reina Regente una prioridad.
La operación de compra por un euro del Popular por parte del Santander bien pudiera aclarar el futuro de este emblemático establecimiento que cumple ahora 5o años y donde miles de familias han celebrado algún bautizo, boda o comunión a lo largo de ese medio siglo.
Más de dos años cerrado
El Popular recibió el pasado año una oferta de un fondo de inversión para reabrirlo de la mano de una cadena hotelera, mediante contrato de arrendamiento con derecho a compra, pero no hubo acuerdo.
Ahora se abre una nueva oportunidad a medio plazo para que los servicios jurídicos del Santander evalúen su estado y la entidad pueda recibir ofertas por este activo que hospedó en sus años dorados a las estrellas del cine que llegaban a la provincia.
La deuda de Hotel Almería y Predios del Sureste, sociedades de Rifá, asciende a 54 millones de euros, aunque el empresario consiguió sacar el activo del Gran Hotel del concurso de acreedores, incluyéndolo en otra sociedad, Cymar-Gestión Hotelera.
El Hotel se construyó en 1967 sobre un solar municipal de 1.000 metros, donde se ubicaba la Terraza Apolo, que se cedió gratuitamente a la sociedad Hotalsa, presidida por Leandro Fernández de los Cobos con el compromiso de un uso exclusivo hotelero. Cymar Gestión Hotelera, la sociedad que cerró el establecimiento, solicitó licencia de obra al Ayuntamiento para realizar obras de mejora, pero no se llegó a realizar ningún trabajo y su situación de deterioro, sobre todo en el interior, va en aumento. Se da la circunstancia de que una de las claves del hundimiento de las sociedades de Rifá fue la caída del valor de unos productos financieros complejos -swaps- en los que había invertido y cuya cartera le gestionaba precisamente el Popular.
La segunda de las consecuencia para Almería de la operación financiera de integración más relevante de los últimos años en el sistema financiero español tiene que ver con el futuro de las 29 oficinas de las que dispone el Popular en Almería, atendidas por más de un centenar de empleados. El Santander aún no se ha pronunciado al respecto. Los clientes del Popular, en depósitos o créditos, no sufrirán ningua repercusión, pero sí sus accionistas que pierden toda la inversión.
La tercera derivada es que desde ahora y una vez sea absorbido el Popular, Cajamar pasa a estar ya en el top ten del sistema financiero español.
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