En el Hotel Costasol, en pleno centro de Almería, comunidades de regantes y organizaciones agrarias explicaban las idas y venidas del conflicto del agua en el Bajo Andarax. Pero el drama estaba fuera, en la acera del Paseo, donde un centenar de agricultores mostraban el auténtico drama: no tienen agua para iniciar los cultivos de la próxima campaña y ni siquiera saben si acabará por llegar.
Sólo saben que desde el pasado mes de mayo no hay agua para ellos. La Junta decidió cortar por lo sano con una situación arrastrada desde hace años y cortó el suministro de las aguas regeneradas de la depuradora de Almería que llevaban utilizando más de veinte años.
Conflicto larvado
En este verdadero drama que se cierne sobre un millar de agricultores de la zona del Bajo Andarax hay una larga historia de desencuentros y enfrentamientos. Hace varios años la Junta forzó la creación de la Comunidad General de usuarios de Aguas de Almería (CGUAL), uniendo ‘de hecho’ a dos comunidades históricamente enfrentadas por el agua, Cuatro vegas y el Sindicato de Riegos de Almería y los Siete Pueblos de su Vega.
Han sido precisamente los representantes de esta última los que han recurrido a los tribunales ante las dudas en la gestión, ante el reparto de las aguas que llegan de la depuradora del Bobar y ante supuestas dudas sobre las garantías sanitarias de las aguas que se utilizan en los regadíos.
Ese caldo de cultivo, con denuncias cruzadas, llevaron a la paralización de la concesión del agua depurada a la CGUAL, un problema administrativo que tiene como efecto directo que para más de 2.000 hectáreas no hay garantía de suministro.
Guerra abierta
Mientras en la calle los regantes mostraban su desesperación, y su creciente indignación, dentro se desarrollaban una rueda de prensa en la que las organizaciones de regantes y de agricultores dejaban constancia del enfrentamiento a que ha llevado la situación.
José Antonio Pérez, presidente de CGUAL, aclaró que en este momento sólo está asegurada la llegada de un hectómetro cúbico de agua procedente de la desaladora de Carboneras, a través de la Comunidad de Usuarios del Agua de Níjar.
Algo de agua para frenar la desesperación, pero ni mucho menos suficiente para hacer frente a la necesidad de agua de los regantes, ya que además llegarían poco a poco al no existir conexiones suficientes para transportar elevados volúmenes de agua. por cierto que Pérez negaba que ese agua llegue a causa de las gestiones realizadas desde Coexphal, sino gracias a los contactos mantenidos con la Dirección General de Aguas y la delegada del Gobierno andaluz por parte de los representantes de CGUAL.
Llamamiento
Tanto CGUAL como la Federación de Regantes de Almería (Feral) o las organizaciones agrarias Coag y Asaja, lanzaban un llamamiento a todas las administraciones implicadas en la resolución del problema de la falta de agua para que tenga en cuenta a los legítimos representantes de los regantes a la hora de tomar decisiones.
El primer objetivo que se han propuesto, el más urgente, es lograr una dotación de agua de la desaladora de Almería, agua que podría empezar a distribuirse en un plazo de dos o tres semanas, para poder sembrar los cultivos en casi 2.000 hectáreas de invernaderos de esta comarca.
Calidad del agua
Ante las dudas que se han sembrado en torno a la calidad del agua de riego en la zona, o la disponibilidad de un tratamiento terciario para la reutilización de aguas depuradas y regeneradas, El presidente de CGUAL desmentía también con rotundidad la existencia de problemas. Pérez afirma que en 21 años de suministro con este agua “no hemos tenido ni una sola alerta sanitaria o cualitativa, ni una, y en este tiempo se ha aplicado tratamiento terciario sin que hayan surgido problemas”.
Recordaba además que la junta general de regantes ha aprobado la creación de un nuevo terciario de ‘ultrafiltrado’ para aumentar esas garantías y disponer de mayor capacidad de tratamiento, un proyecto en el que se invertirán 600.000 euros que se financiarán con recursos propios de la comunidad.
Emergencia
La advertencia de las organizaciones de regantes y agricultores es doble: por una parte que miles de agricultores no pueden sembrar sus tierras, y por otra que se queden sin acceso a las ayudas europeas a las OPFH al no tener asegurado el aporte de agua para sus cultivos.
Al fondo queda la cuestión de los enfrentamientos en el seno de la comunidad o de las cuestiones personales que pueden estar entorpeciendo la llegada de soluciones. Tanto Feral como Coag y Asaja coinciden en que la figura del presidente de CGUAL, José Antonio Pérez, “parece molestar a algunos”, pero recuerdan que hace un par de semanas los regantes le otorgaban de forma masiva su confianza en asamblea “y tenemos que respetar esa legitimidad y por tanto la representatividad que los regantes le han dado democráticamente”. El resto son rencillas “que no nos llevan a ninguna parte”.
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