El sector hortofrutícola almeriense vuelve a pulverizar su récord de facturación con los datos provisionales a cierre de campaña (septiembre 2016-junio 2017). Lo hace, además, en estéreo: en valor pagado al agricultor (2.400 millones de euros) y en valor de la producción comercializada tras su paso por almacenes de cooperativas y alhóndigas (3.150 millones).
Nunca antes el modelo de explotación agrícola intensiva almeriense -que suma medio siglo en los mercados- había rebasado los 3.000 millones de ingresos, a pesar de que la cifra de negocio no es lo representativo en una cuenta de resultados -se vendan tornillos o tomates, como en este caso- sino el margen de explotación y el resultado neto, que en el libro de cuentas de algunos hortelanos se cierra en números rojos. Ahí es donde el agro almeriense tiene el reto, curso tras curso, de recortar costes de producción y gastos financieros y consolidar resultados que le permitan seguir invirtiendo en tecnología y en ir sustituyendo los invernaderos más anticuados y menos eficientes en consumo de agua y aprovechamiento energético.
No depende, por desgracia, siempre el éxito de una campaña como la que ha finalizado del buen hacer del agricultor almeriense, de su pericia en la selección de la semilla o en la elección de la fecha de siembra.
Por el contrario, los precios de las hortalizas urcitanas siguen al albur del mercurio. Y si esta campaña ha rebasado las expectativas ha sido precisamente por la ola de frío en invierno en los países competidores de Almería como Grecia, Turquía y Marruecos, éste último afectado también por las virosis, que ha provocado escasez de producto y alza de las cotizaciones medias del 22% para el campesino almeriense.
El consejero de Agricultura, Rodrigo Sánchez, que presentó ayer esta primera fotografía contable de la campaña en los cultivos bajo plástico en la provincia, expresó que “estos datos contribuyen a reforzar financieramente las explotaciones y si es posible afrontar inversiones de modernización, que cuentan con incentivos, como los 109 millones destinados a ayudas para la modernización de explotación”. Uno de los capítulos más reforzados ha sido el del relevo generacional para el que la Junta ha destinado 90 millones de euros en subvenciones para la primera instalación y de la que se han beneficiado 171 jóvenes agricultores en la provincia.
La superficie de cultivos ha sufrido un ligero descenso de 128 hectáreas y se situó en 57.600 hectáreas totales, mientras que la extensión de invernaderos crece un 1% hasta superar las 30.600 hectáreas. La producción provisional es de 3,6 millones de toneladas, un 2% menos que la anterior campaña.
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