Los agricultores piden paz hartos ya de esperar la llegada del agua

Quieren que se termine la guerra de las tuberías en el Andarax

Desaladora de Almería en la desembocadura del Andarax
Desaladora de Almería en la desembocadura del Andarax
Antonio Fernández
01:00 • 29 jul. 2017

Las organizaciones agrarias Coag y Asaja han trasladado tanto a la Comunidad General de Usuarios del Agua de Almería (CGUAL) como a la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas (Coexphal) la demanda de los agricultores del Bajo Andarax, hartos ya de esperar una solución al problema de no poder disponer de agua para poder atender los riegos de inicio de la campaña.




La queja llega en medio de una guerra subterránea entre CGUAL y Coexphal en la que ambas organizaciones han instalado tuberías para llevar agua desalada, pero no han sido capaces de sentarse para ponerse de acuerdo y poner en marcha un único proyecto que de solución al problema.




Diálogo
Esa es la razón por la que Coag y Asaja se han dirigido a los máximos responsables de las partes en conflicto para que “olviden sus diferencias y trabajen de forma conjunta en beneficio de los agricultores del Bajo Andarax”, porque pasan los días y el agua sigue sin llegar a los cultivos.




Los agricultores del Bajo Andarax afectados por una situación que ya califican de kafkiana, consideran que lo realmente necesario y urgente es que las obras necesarias se finalicen cuanto antes y el agua pueda empezar a regar los campos.
Andrés Góngora, en nombre de Coag, y Paco Vargas, en el de Asaja, sostienen que los daños económicos y las pérdidas que se pueden generar por la falta de agua “están por encima de otro tipo de cuestiones que creemos deben ser aparcadas por el bien de unos agricultores que están soportando de forma admirable esta situación.
 
Responsabilidad
Los productores ven cada día los cruces de acusaciones, el tira y afloja que mantienen CGUAL y Coexphal, e insisten que lo único cierto es que “a día de hoy los agricultores están sin agua para regar”. Una situación que no puede demorarse. Por eso piden a la comunidad y a Coexphal “que demuestren que están a la altura del problema y remen en una misma dirección porque solo así conseguiremos poner fin a esta situación”.




Creen que los agricultores son los mayores damnificados por el conflicto de intereses abierto entre las dos instituciones y que los productores “son los rehenes de una guerra totalmente injusta para ellos e innecesaria”. Por ello insisten en que acabe ese enfrentamiento, “pospongan sus desencuentros y trabajen, si es preciso, mano a mano”.




Sin acuerdo
Mientras los regantes desesperan, muchos de ellos con los plantones ya listos para sembrar, pero sin el agua suficiente para poder hacerlo, Coexphal y CGUAL siguen adelante con sus planes por separado y sin que, al menos de momento, se atisbe la posibilidad de un acuerdo para aprovechar las inversiones que están realizando.




El último episodio es la finalización de la instalación de la tubería, y el ofrecimiento de Coexphal para ponerla a disposición de la comunidad de regantes. Ésta por su parte ha respondido pidiendo los ‘papeles’ de esa obra ante de pensar en aceptar la donación de la instalación.




La CGUAL por su parte ya está terminando su propia tubería y no parece dispuesta a aceptar la de Coexphal. Una doble inversión que supone duplicar un proyecto encaminado a hacer llegar el agua desalada a los regantes. Eso sí, ninguno de los dos tiene aún la conexión con la desaladora que debe culminar el plan para el agua desalada.


Dos tuberías
Mientras los agricultores claman por la llegada del agua se mantiene el enfrentamiento entre la CGUAL y Coexphal. Esta última ya concluyó la instalación de una tubería capaz de llevar agua desde la desaladora a la red de riegos del Bajo Andarax. Por su parte la comunidad de regantes ya recibió y está terminando de instalar una segunda tubería con el mismo fin y en la misma zona.


La situación, calificada por las organizaciones agrarias como “esperpéntica”, supone que la falta de acuerdo hará que en pocos días haya dos tuberías instaladas para un único objetivo (llevar el agua a los regantes), pero ninguna de ellas conectada con la desaladora.


Los plazos son de vital importancia porque los agricultores han de plantar en unos pocos días sus primeros cultivos para la próxima campaña y aún no saben si tendrán agua.



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