Garajes Indalo, la empresa del empresario Gabriel Olivencia, promueve la demolición de la finca de Puerta Purchena número 1, que se convertirá en un nuevo edificio de oficinas y locales comerciales a finales de 2018. Este vistoso inmueble está situado en pleno rompeolas del centro de la ciudad y en su ficha urbanística consta la protección del frontispicio, no así el interior que está siendo vaciado por la empresa Tejera.
Ahora el paisaje que presenta para los curiosos que pasean por el centro y se acercan a la obra, tras sus lucidos ventanales más que centenarios, es el de restos del tiro de escalera, colañas y palomas que reposan sobre los escombros.
En unas semanas se iniciarán los trabajos de cata arqueológica para comprobar los restos de la ciudad antigua que puedan permanecer en el subsuelo, como la muralla de Jairán.
A continuación se procederá a la construcción del nuevo edificio, bajo la dirección del arquitecto Cristóbal Martínez Leiva, conservando elementos de la fachada como el forjado, rejería, filigranas y rosas en piedra.
El objetivo es convertir esta finca, que fue propiedad de la familia Pérez, en uno de los inmuebles para locales y despachos de trabajo más cotizados del Paseo, en el kilómetro cero de la ciudad.
También Visionlab
Parte de la propiedad del edificio, aproximadamente el 30%, corresponde a la empresa de ópticas Visionlab, que tenía un local en ese mismo lugar (antes Calzados Olimpia), al lado de Almacenes Segura (antes Ultramarinos y Coloniales Santiago Frías Lirola y Confitería La Sevillana). El edificio colindante de Gestoría Arcos fue comandancia de la Guardia Civil.
Olivencia es propietario también del edificio vecino que hace chaflán al final del Paseo y que da también a la calle Tenor Iribarne. La pretensión de la empresa promotora es unir ambos inmuebles de esa misma manzana a través de una escalera donde antes había un acceso para carruajes, conservando entrada por Tenor Iribarne.
Negocios con solera
Ahora los locales comerciales de esa finca, que fue rehabilitada en 2o14, están ocupados por La Dulce Alianza, que se mudó de su sede anterior en un local de la familia Mateos, también en esa acera del Paseo.
Junto a la histórica confitería de la capital almeriense también se ubica la tienda de ropa Encuentro. Antes estuvieron otros negocios como el Bar Alcázar, dividido en dos locales, y Papelería Avenida.
La suma de los dos edificios rehabilitados en esa parte noble de la ciudad ocuparán una superficie cercana a los 800 metros cuadrados. Aunque en un principio se destinará a locales comerciales y oficinas, la promotora no descarta dedicar una parte a apartamentos, según cómo evolucione el mercado inmobiliario.
Olivencia ha ido negociando en los últimos años la compra de estos edificios hasta hacerse con la propiedad. Es uno de los veteranos promotores de la provincia. Cuenta también con suelo para viviendas en la calle Obispo Orberá, en la calle Navarro Rodrigo y en Aguadulce además de numerosos locales en el Paseo.
La herencia de los hermanos Pérez Palazón
Hace ahora más o menos un siglo, buena parte de ese pórtico de la ciudad que era la Puerta Purchena -donde desembocaba la ruta principal entonces que era la calle Granada- estaba ocupada por pañerías y tiendas de tejidos.
Una de las de más nombradía entonces era El Globo de los hermanos Bartolomé y Tomás Pérez Palazón. Estaba situada justo en los bajos de ese edificio postrero del Paseo haciendo chaflán con la Puerta Purchena y estos comerciantes, oriundos de Fortuna (Murcia) se hicieron con la propiedad de toda la finca.
Grandes propietarios Los Pérez Palazón eran también los propietarios de La Villa de Lyon, también ubicada en el Paseo del Príncipe, y de El Fenix en la calle Real, frente a Casa Puga. Tenía otras propiedades en la calle Martínez Campos y en Alvarez de Castro, la Tienda de los Cuadros junto al Kiosco Amalia y en lo que hoy es el edificio del Paseo con Aguilar de Campoo, que fue de Marín Rosa. Junto a sus actividades comerciales, los hermanos Pérez Palazón se dedicaron también a prestar dinero a gavela, como domésticos banqueros.
En mula a las minas También hicieron dinero viajando en mulas hasta las minas a vender camisas y pantalones de trabajo, que traían de almacenes textiles de Barcelona para los obreros.
No fueron los únicos murcianos de Fortuna que llegaron a esa Almería en la que amanecía el siglo XX: también llegaron de allí los hermanos Fulgencio, Matías y Francisco Pérez Ruiz que se establecieron en ese mismo entorno. Sobre todo destacó la vehemencia mercantil de Fulgencio que fue el fundador del recordado establecimiento de tejidos El Río de la Plata.
Otros miembros del clan familiar se establecieron en Alhabia y abrieron la tienda La Modernista. Fue todo éxodo de comerciantes fortuneros -un pequeño villorrio murciano con aguas termales - a la floreciente Almería, donde se les abría una clientela más selecta.
Con los años, los hermanos Bartolomé y Tomás Pérez Palazón partieron sus negocios.
Este último, casado con Rosa Pérez Belda, se quedó con ese edificio que ahora se rehabilita en la Puerta Purchena y antes de morir en 1935 hizo testamento a favor de sus hijos Francisco y Tomás Pérez Pérez.
Éste, que no tuvo hijos, legó el inmueble a su sobrino-nieto Tomás Navarro Pérez, hijo de su sobrina Francisca Pérez Gil, casada con el exportador valenciano José Navarro Moner.
Tomás Navarro Pérez se casó con Pilar Fenoy Nieto y sus hijos, heredaron el histórico edificio. Sin embargo, la propiedad, ahora en manos de Olivencia, ha estado envuelta en un largo litigio que llegó hasta el Tribunal Supremo, en atención a la naturaleza legítima o no de los últimos herederos.
A la postre, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo falló a favor de éstos hace cuatro años ante el recurso de casación interpuesto por otra parte de la familia del rico comerciante Tomás Pérez Palazón.
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