La profesionalización de los trabajadores de la agricultura almeriense es una tendencia al alza en todos los ámbitos del sector. El manejo de varios idiomas para atender a los diversos clientes de las empresas, las competencias en áreas como el comercio, el marketing o las finanzas o el uso de las nuevas tecnologías digitales son habilidades cada vez más demandadas –y necesitadas- en la empresa agroalimentaria.
¿Cómo se pueden absorber estos nuevos perfiles laborales en un entorno tan específico como es el sector agrícola? Germán Fernández, responsable de expansión de negocio de la Hult International Business School, ofreció el pasado mes de diciembre en el foro Ideas for Almería una posible solución: una escuela de negocios de referencia mundial para el agro en Almería.
En primer lugar, ¿cómo surgió la idea?
Ha sido una secuencia de varios factores. Hace varios años ejercí como traductor simultáneo en un evento de Rijk Zwaan en el que uno de los ponentes era un profesor de una escuela de negocios agrícola en Holanda. Por mi carrera profesional, he tenido la oportunidad de prestar servicios de idiomas a empresas del sector, por lo que es un ámbito que conozco de cerca.
Después, durante mi etapa actual trabajando para Hult International, he visto en primera persona el potencial que pueden desarrollar estas entidades.
¿Por qué Almería necesita estos servicios?
La buena marcha del sector agrícola hasta ahora ha sido innegable. Fíjate hasta los mercados que hemos llego, ¡y sin necesidad de saber inglés! Sin embargo, la agricultura mundial está cambiando mucho en los últimos años, y parece que esta tendencia va a ir consolidándose. Para mantener este rumbo, es necesario dar un salto a nivel tecnológico y comercial.
En Almería gozamos de una gran formación científica y técnica, pero no ha existido un modelo paralelo de formación empresarial para el campo almeriense.
Es inevitable no hacerse la pregunta de por qué no hay una empresa como Cosentino dentro del sector agrícola, con esa expansión internacional tan afianzada.
Por su dimensión, la agricultura almeriense bien podría albergar a dos o tres empresas de este tamaño, pero este no ha sido el caso hasta ahora. Una escuela de negocios puede dotar al sector de las herramientas necesarias para crear un ecosistema de negocios que persevere en la excelencia del sector.
¿Cómo se llevaría a cabo esta idea?
Entiendo que debería nacer como una apuesta del sector privado, que en última instancia serían los que se beneficiarían de las personas que se formen en esta escuela. El proceso de formación debería seguir el modelo americano de enseñanza de este tipo: un grado dividido en dos años de formación básica y otros dos de formación especializada. Más tarde, la formación de posgrado continuaría la especialización de los ingresados en la escuela.
Otra modalidad de enseñanza son los cursos intensivos, de una duración corta -entre una y dos semanas- para la formación en materias muy específicas.
La gestión del profesorado también es una de las cuestiones centrales de este modelo de enseñanza. Los docentes deberían ser personas con una trayectoria profesional en el ámbito privado contrastada y reconocidas, que enseñen acerca de las cuestiones cotidianas, lo que es el día a día, en las finanzas y los negocios de la industria agroalimentaria mundial.
En Almería viven profesionales sobradamente acreditados, tanto a nivel nacional como internacional, para desarrollar estas labores. Esta enseñanza específica se debería complementar con docentes extranjeros y profesores que enseñen sobre las cuestiones más vanguardistas que están teniendo lugar no solo en Almería, sino en el mundo entero. El enfoque debe ser siempre hacia afuera, no hacia adentro.
¿En qué se vería beneficiada Almería si se consolidase este proyecto?
Sería una manera excelente de consolidar la ‘marca Almería’ en la agricultura. En este caso jugaría un papel fundamental el proceso de captación de alumnos potenciales. La idea es que gente de todas las partes del mundo viniera a Almería a formarse en este ámbito.
La idea es realizable, y por experiencia sé que no se necesita un presupuesto desorbitado para llevarlo a cabo. El campo almeriense es el lugar idóneo para que un proyecto de este tipo funcione. Además, por primera vez, conseguiríamos ser los promotores de la innovación, una de las deudas que a mi entender tiene el sector agrícola almeriense: la dependencia del exterior en innovación y tecnología.
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