Unión Salinera, empresa que explota las salinas almerienses del Cabo de Gata, calcula vender este invierno 30.000 toneladas de sal a empresas británicas que se encargan del mantenimiento de las carreteras. El temporal de hielo y nieve que padece Inglaterra está acrecentando la demanda de este producto almeriense que destaca por su pureza para despejar las vías al no estar mezclada con arcilla, como la procedente de las minas.
Cada semana está saliendo un barco o dos desde el Puerto de Almería cargado con sacos de sal recolectada bajo el sol del Cabo de Gata que viaja a puertos británicos como Bristol o Plymouth para ayudar a que los conductores de vías y autovías puedan circular con mayor seguridad.
Grupo galo
El delegado en Almería de Unión Salinera, Francisco Márquez, explica que “el pasado año hubo una buena producción de 40.000 toneladas y en 2018 calculamos un rendimiento de 30.000 ”. Las salinas del Cabo de Gata, donde nidifican especies de un alto valor ecológico, no obstante, son de un tamaño pequeño, en comparación con otras zonas de explotación como las salinas de Torrevieja que pertenecen también a este grupo industria.
Unión Salineras pertenece a la multinacional francesa Salins, que explota en Almería 300 hectáreas de un gran valor paisajístico dentro del Parque Natural y Reserva de la Biosfera. También cuenta con explotaciones de sal marina en Cádiz y Alicante.
También son mercados habituales de la sal almeriense los países escandinavos como Noruega, Suecia y Finlandia que reciben la mercancía a través del transporte de grandes trailers por carretera.
La paradoja para las salinas cabogateras es que a peor tiempo en Europa más trabajo y mayor producción.
Los principales clientes son las distintas administraciones y las empresas concesionarias del mantenimiento de las vías.
Las salinas del Cabo de Gata tienen más varios siglos de antigüedad.
Flor de la sal
El segundo destino de la sal del Cabo de Gata es el de la alimentación. En los últimos años, la ‘Flor de la Sal’, un producto gourmet, ha comercializado hasta 5.000 toneladas anuales. Se extrae del cotizado telo queda encima de la sal al desecarse, como si fuera la nata de la leche.
Su consumo fue siempre artesanal entre la población autóctona de la zona del Cabo. Hasta que la empresa decidió hace seis años envasar y lanzar este producto al mercado como variedad delicatessen.
Este producto netamente almeriense cuenta con la marca de excelencia empresarial Parque Natural. Hasta hace poco, el consumo de esta flor de la sal se realizaba de forma doméstica por los propios empleados. Las salinas del Cabo es la única explotación de sal marina que quedan en la provincia de las seis que llegó a haber en otros periodos.
La tradición de los maestros salineros
En los últimos años ha sido Antonio Rueda el maestro salinero como antes lo fue el viejo Joaquín y muchos siglos antes fenicios y romanos. Los documentos más antiguos de explotación de este esencial mineral -probablemente uno de los pocos que se ingiere- datan del siglo XI durante la época de supremacía musulmana. Debieron de pertenecer después a la Corona de Castilla y al Estado hasta su privatización.
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