Cajamar gana 80 millones gracias a seguros, fondos y al consumo

Los acuerdos con la aseguradora Generali, el fondo Trea y Cetelem impulsan el beneficio neto

Asamblea reciente de Cajamar, el foro donde se tendrán que ratificar las cuentas y balance presentados ayer por el Grupo.
Asamblea reciente de Cajamar, el foro donde se tendrán que ratificar las cuentas y balance presentados ayer por el Grupo.
Manuel León
01:00 • 16 feb. 2018

Cajamar cierra ejercicio económico en un año centrado en el saneamiento de activos dudosos y en la migración hacia servicios de valor añadido ante el apocado tono del negocio tradicional por el bajo precio del dinero. 




El principal grupo cooperativo de crédito de España, con sede en la esquinada Almería, se ha consagrado en 2017 a seguir cicatrizando las últimas huellas de la crisis inmobiliaria y financiera y a buscar nuevas oportunidades de crecimiento mediante alianzas con operadores bien posicionados en sus respectivos mercados. Eso, y la reducción de costes y gastos de administración en el 3%, ha propiciado  a la entidad que preside Eduardo Baamonde un resultado neto de 80 millones de euros, el 5,1% más que en 2016.




Cajamar, supervisada desde hace ya varios años por el Banco Central europeo, toca ya a la puerta para entrar en la aristocracia del topten del sistema financiero patrio con unos activos de 40.507 millones de euros y un volumen de negocio gestionado de 70.547 millones.




El principal ariete de la cuenta de resultados en 2017  para Cajamar ha sido su crecimiento en comisiones por la suscripción en fondos de inversión, planes de pensiones, seguros y operaciones de consumo que han alcanzado un alza de 32%, mientras que se han reducido en un 4% las comisiones tradicionales propias del negocio bancario, por la política de eliminación y reducción a los clientes  vinculados.




El resultado se ha visto impulsado, por tanto, por el acuerdo con Generali, una de las mayores aseguradoras mundiales, con la que se ha incrementado el volumen de primas vendidas; la alianza con Trea Capital, una firma independiente de gestión de activos, que ha supuesto un revulsivo en el patrimonio gestionado en fondos de inversión; y en la financiación al consumo, merced al convenio firmado con Cetelem, entidad líder en Europa en este tipo de créditos.




El crédito sano a clientes registra un crecimiento del 3,4 %, impulsado por la nueva financiación a empresas y autónomos que aumenta un 32 %, y en particular la destinada al sector agroalimentario, en el que el Grupo mantiene su posición como entidad referente con una cuota de mercado nacional en torno al 13 %.
 Asimismo se incrementan los recursos gestionados minoristas en un 5,1 %, hasta los 30.067 millones de euros; anotando un aumento del 27,3 % los recursos fuera de balance, como son los fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de ahorro y productos de renta fija y variable. 




La calidad del balance ha mejorado gracias al descenso relevante del activo irregular, destacando la reducción de los activos dudosos en un 20,2 %, por importe de 851 millones, y un incremento en torno al 80 % en las ventas de los activos adjudicados, por 665 millones. 




Cabe destacar la venta de dos carteras a finales de año, una de inmuebles adjudicados y otra de préstamos en situación de impago, ésta última ha contribuido a reducir la tasa de morosidad de la inversión crediticia en 2,62 puntos, hasta el 10,8 %, teniendo la intención de seguir en 2018 hasta converger con la media del sector (en torno al 9%).


A tenor del Balance, Cajamar mantiene un confortable nivel de financiación mayorista y libre acceso a los mercados mayoristas, alta capacidad de generación de activos líquidos y una cómoda posición de liquidez, cumpliendo los limites exigidos por la Autoridad Bancaria Europea.


Cajamar, siguiendo la tendencia de prejubilaciones y digitalización del sector, ha reducido en 450 (-7,5%) el número de empleados hasta situarse en una plantilla global de 5.586 trabajadores. De la misma forma, las oficinas han bajado en 134, lo que representa un 11,3% menos en el saldo neto. Las nuevas aperturas han sido nueve y se han realizado en localidades de Andalucía, Aragón, Asturias, Comunidad Valenciana y Canarias. El Grupo Cajamar, compuesto por una veintena de cooperativas de crédito, mantiene una sólida posición de dominio en el sistema financiero almeriense con una cuota de mercado rayana en el 50% tanto en depósitos como el inversión y con 127 sucursales. Murcia supera en número de sucursales a Almería, con 151 oficinas en esa comunidad uniprovincial, aunque la cuota de negocio se queda en el 17%.


Cajamar, cuya cabecera es el Banco de crédito Cooperativo, suma 1,4 millones de socios y 3,5 millones de clientes.


Un sector aún atomizado
A pesar de los esfuerzos a medio gas del Banco de España,  de Luis de Guindos y de las autoridades financieras europeas para que el sector de las cooperativas de crédito españolas se concentren aún más, el resultado ha sido más que incierto. Queda pendiente una segunda vuelta de restructuración y hasta ahora, el paisaje revela que los únicos que han  hecho los deberes, en este capítulo pendiente de  aglomeración, ha sido Cajamar y sus socios de grupo. El resto, están integradas en una Asociación más gremial que  financiera, en la que no consolidan resultados ni balances. 


El Gobierno para incentivar más esas fusiones necesarias -según los cánones del sentido común societario- acaba de ofrecer un caramelo: las entidades que danzan en solitario como los gases nobles, podrán ahorrarse hasta un 60% de la factura del Fondo de Garantía (que son las aportaciones que tienen que realizar las entidades para neutralizar debacles como la de la aragonesa Bantierra) si se integran en un grupo financiero como el de Cajamar. Hasta ahora no parece que el regaliz haya removido conciencias, al menos que se haya podido constatar.


Cajamar es el vértice de la pirámide del grupo de veinte entidades que mutualizan resultados en la entidad matriz, el Banco de Crédito Cooperativo, junto a otra docena de entidades que no participan del Grupo Cooperativo pero sí como accionistas del banco, junto a Trea Capital y pequeñas participaciones de socios locales como Cosentino, J.Carrión y Publindal y la propia autocartera.


El otro grupo, de menos dimensión que el capitalizado por la rural almeriense, pivota en torno al Banco Cooperativo Español, con 38 entidades, una alianza de rurales con una central bancaria que surte de servicios a sus asociados, pero que mantienen su independencia contable. Argumentan que la fusión dura pondría en riesgo sus modelo de negocio y viabilidad. Al margen, quedarían aún entidades no encuadradas en ningún grupo como Caja Laboral Popular. Todo indica que Europa no va a admitir por mucho tiempo esta atomización de rurales hispanas chiquititas.
 


 


 



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