¿Cómo empezó en este sector?
La última etapa de mi carrera en Administración y Dirección de Empresas se me hizo muy cuesta arriba y decidí cambiarme a Turismo que estoy terminando. Empecé a trabajar con 17 años a servir mesas en el Costamarga y así me fue gustando este mundillo.
¿Y cuándo dio el salto a llevar negocio propio?
El año pasado arrendamos mi amigo David Rodríguez Cayuela y yo el restaurante Aljibe 19, también en Aguamarga, con la ayuda de Antonio, el dueño del restaurante, con una carta variada, más de carne a la brasa que de pescado y platos para veganos, por dar un toque diferente. Fue bien.
Y ahora ya debuta ya como empresario puro también en Aguamarga.
Para mí es un territorio muy conocido, desde que tenía once meses estoy yendo con mi familia a Aguamarga.
Se convierte en un emprendedor que emprende de verdad, con 26 años.
Sí, a través de una inversión hemos comprado el Hotel Mikasa, un establecimiento con veinte años de solera, desde que lo iniciara Manolo Lezcano y su mujer Lidia y hemos abierto en el puente del 28 de febrero.
¿Cómo es el hotel?
Son 18 habitaciones, cada una de ellas diferente, con distintas categorías, con un spa en su interior, el único que hay en Cabo de Gata, con sala de masaje y estética. También tenemos una zona de restauración donde queremos dar cenas.
¿Cuál cree que es el cliente tipo del hotel?
Tenemos una clientela muy variada, desde extranjeros británicos e irlandeses y también visitantes de Madrid y de la zona del Levante.
¿Qué buscan estos clientes en Aguamarga?
Sobre todo tranquilidad, especialmente en los meses fuera de la temporada alta.
¿Y las escasas comunicaciones de Almería no son un hándicap para un hotel como éste?
Es verdad, estamos muy escondidos y los clientes extranjeros vienen desde Málaga o Granada. Pero el Cabo es un imán.
Los reyes, cuando eran príncipes, pusieron muy de moda Aguamarga.
Es verdad, además de los príncipes de Suecia, Iker Casillas, todo eso suma, claro, pero hay gente en Almería que aún no conoce Aguamarga, cuesta trabajo creerlo.
Hay un sueco, el señor Lennard, con establecimientos allí, que ha sido un buen embajador.
Es verdad, Lennard ha traido mucha gente de caché a Aguamarga, a un hotel y una mansión que es espectacular.
Casi todos los jóvenes con su edad están aún estudiando o en el paro.
Bueno hay de todo, pero a veces los jóvenes son muy conformistas, la mayoría no emprende. Son necesarios unos medios, un apoyo familiar que yo por suerte he tenido. Pero es verdad que hay mucha comodidad. La gente no quiere responsabilidad, sino sueldo estable. Yo no sabría trabajar en una oficina.
¿Tiene usted algún referente empresarial?
Bueno viví una temporada de prácticas en Houston, en la empresa Cosentino y quedé impresionado con la capacidad de gestión de Eduardo Cosentino, que con solo 28 años entonces dirigía la sede de Houston con 300 trabajadores. Eso sí es un ejemplo a seguir.
¿Y un sueño por realizar?
Mi objetivo con el tiempo es poder abrir más establecimiento de la misma marca en el entorno del Cabo de Gata, bajo el emblema de hoteles con encanto o ‘Más que un hotel’. De los sueños también se vive, es nuestro motor, aunque primero me queda mucho por aprender.
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