Unos operarios inician obras de reforma en el Gran Hotel Almería

Una grúa Effer elevando sacos de mortero hasta el interior del Gran Hotel -cerrado desde hace más de tres años- sorprendió ayer a los transeúntes de la calle Reina Regente. Y en el salón Indalo cercano, unos pintores se afanaban en adecentar con gotelé unas paredes.  En la puerta se ha colocado un gran contenedor de basura donde ayer aparecía una gran alfombra usada. Ni rastro, sin embargo, del gran sofá que presidía la entrada, que, según fuentes cercanas al establecimiento, es el mismo que ahora está situado en el hall del Hotel Emperador, en Calzada de Castro. 

El establecimiento cerró sus puertas por decisión de su entonces propietario, el empresario de origen catalán Miguel Rifá, en la víspera de la Nochebuena de 2014. 

La dirección del establecimiento justificó entonces que se cerraba momentáneamente para hacer unas reformas necesarias, sin embargo, el hotel ha continuado cerrado en todo este tiempo. 

Un grupo inversor del sector, con socios en Almería, Barcelona y Zaragoza, cercano a Viajes Olimpia, asegura ser, en la actualidad, el subarrendatario del Gran Hotel Almería, que quiere reabrir el establecimiento a finales de este verano a través de la cadena Ohtels, con una inversión en torno a un millón.

Sin embargo, muchas dudas presenta el proyecto, al  ser el Banco de Santander y el fondo Blackstone el tenedor de la deuda de más de 26 millones de euros que podría conducir a la subasta del edificio o a encontrar antes a una compañía que quiera comprar la deuda.

 Desde el Ayuntamiento se aclaraba ayer que ninguna empresa ha pedido licencia de obra mayor para el Gran Hotel, aunque sí se ha pedido de obra menor, insuficiente, según técnicos de urbanismo, para poder cumplir con la normativa vigente, si se quieren realizar obras de cierto calado como las que necesita el Gran Hotel. “En ningún caso pueden hacer obras de demolición, por pequeñas que sean, de construcción de tabiques o de modificación física de algún elemento”, aclaraban ayer técnicos de Urbanismo del consistorio capitalino.

Los titulares del contrato de arrendamiento también han solicitado licencia de reapertura del establecimiento, que aún no ha sido concedida. Además, los propietarios tienen abierto un expediente de disciplina urbanística por caída de aplacados por la cara que da al Parque.

Mientras tanto, desde la cadena Ohtels, que ya cuenta con la explotación de tres hoteles en la provincia -dos en Roquetas y uno en El Toyo- ni se confirma ni se desmiente su participación en el proyecto de reapertura del Gran Hotel, solo conminan a hablar con el subarrendatario. Ohtels, cadena con sede en Salou (Tarragona), también se ha quedado con la explotación de otros hoteles propiedad de Rifá como el Alcazaba Mar, ahora Cabogata y el San Antón, en Granada, que fue antes aún del empresario Avila Rojas.

Los cálculo de esta sociedad, que asegura tener una contrastada experiencia en distintos eslabones del sector, son los de abrir a finales de agosto. Y matizan que “todo dependerá también de la disposición del Ayuntamiento con la licencia de obras”. Calculan que la inversión necesaria, con el pago de licencias superaría el millón de euros, para el que afirman que ya cuentan con financiación.

Añaden que “por dentro, el hotel no está tan deteriorado, no se necesita hacer grandes inversiones, la estructura está en buenas condiciones y están hasta las vajillas y los complementos del baño, lo que no queremos es que se convierta en un nuevo Zafiro, pasto del vandalismo”.

Un contrato de arrendamiento en vigor por 25 años es la clave por la que parece que el banco de Ana Patricia Botín no se atreve a hincarle el diente a este apetitoso  hotel almeriense. 

El futuro del Gran Hotel, con todos estos ingredientes es incierto.