Los retos de la economía en el Día del Carmen

Más de un centenar de almerienses acudieron a escuchar la hoja de ruta del consejero

El Teatro Cervantes se llenó para escuchar las palabras del consejero de Economía.
El Teatro Cervantes se llenó para escuchar las palabras del consejero de Economía.
Manuel León
01:05 • 17 jul. 2018

Sugirió Ramírez de Arellano -consejero de Economía- ayer en Almería que habría que hacer caso a los que más suelen saber de ésto, las agencias de rating, que siempre sitúan a Andalucía como un lugar propicio para invertir. Qué dirían esas mismas agencias de Almería, si se pudiera medir el riesgo ciudad o el riesgo provincia. ¿Tendría la triple A la tierra del invernadero o sería más discreto su atractivo económico, a pesar de lo mucho que pregona la pujanza almeriense, cualquier visitante que se precie ? Con las cármenes ayer de celebración -al menos una de ellas entre el público-  se llenó el Teatro Cervantes para escuchar de labios del consejero de Andalucía por donde van los vientos económicos de cara a los próximos meses. Cabeza blanca, terno gris perla y corazón verdiblanco, el responsable de la locomotora económica del Gobierno andaluz sacó la brújula, marcó la hoja de ruta e infló velas tras asegurar que este año la comunidad más meridional de la península alcanzará el PIB más elevado de su historia -desde los tartessos- con 166.000 millones de euros y un crecimiento cercano al 10%. Uno tiene la sensación que cuando se trata del bolsillo, los almerienses acuden a este tipo de encuentros, como el organizado ayer por LA VOZ con el patrocinio de Caixabank, para que les digan que la cosa va bien, que no se apuren, para obtener información balsámica de primera mano  y para tomar decisiones empresariales en la línea correcta. 



Ayer- en esa deliciosa sala de butacas del Teatro Cervantes diseñada  hace muchos años por Enrique López Rull- no solo había patrones de la construcción, del comercio, de la comercialización agrícola, de las finanzas, de la hostelería o del turismo, sino que también apuntalaron el acto con su presencia miembros de la cultura, el deporte, la judicatura, la arquitectura, la notaría, la política o el carnaval, porque a nadie le es ajena la economía, las cifras y los datos. Todo el mundo quiere saber cómo está el termómetro económico para saber qué hacer con su vida, con su empresa, en el porvenir inmediato. Tras el saluda del director, Pedro Manuel de la Cruz, recordando   que al puchero de Andalucía y al de Almería hace falta que le echen la carne que les adeudan, Arellano esbozó un dato alentador: 2017 ha  sido el cuarto ejercicio económico con resultado positivo en Andalucía y en Almería tras las brumas de la crisis. 



Bajo el terciopelo rojo del escenario con más empaque de la ciudad, el consejero dejó caer también la importancia de que especialmente Almería siga disfrutando de una tasa de actividad (gente dispuesta a trabajar) muy superior a la media española y europea. “Si tuviésemos la misma tasa de población activa que el sur de Italia, no tendríamos más de un 10% de paro. Entre cafés y sandwich, entre miradas de asentimiento o disconformidad de los invitados, fueron volando por el aire, saliendo de la garganta del consejero bético,  tasas de crecimiento, cifras de exportaciones, estadísticas industriales. Era el día de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, y al consejero se le notaba la querencia por querer patronear hasta buen puerto la nave económica andaluz, transmitiendo ilusión y optimismo por el futuro. Evidenció el papel crucial que han jugado las exportaciones para salir del atolladero, en Andalucía, pero especialmente en Almería donde el 24% de su PIB lo genera el venero del comercio exterior. Casi un centenar de personas escuchaban con atención dentro del  Cervantes, mientras en el exterior las pisadas de los almerienses iban Paseo arriba, paseo abajo.



Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas en la intervención de Antonio Ramírez: reconoció la necesidad de que el sector privado haga un esfuerzo en los salarios, tras haber pasado lo peor de la crisis. Y coincidió, a preguntas de los asistentes,  en que la burocracia es pesada, lenta, “pero necesaria, no podemos librarnos de ella”. Vino a decir: el hombre ha podido poner un pie en la luna, pero del papeleo, de los trámites no se puede librar.  Los impuestos, la inversión en investigación, el papel fundamental de los autónomos, el impuesto sobre patrimonio, las nuevas políticas de empleo, fueron algunos de los asuntos que gravitaron entre las mesa. Todo era como un “la economía va bien, hemos recuperado cifras macroeconómicas, pero sigue sin calar en las economías domésticas, en el día a día de la pequeña y mediana empresa”. Lo reconoció Ramírez de Arellano:  “aún existe una desigualdad y una precariedad laboral que hay que extirpar”.



Y se centró también, el consejero, en ese próximo encuentro que mantendrán la presidenta de la Junta pon el presidente del Gobierno, Susana con Pedro, en el cual  aventuró Arellano que Díaz pedirá las inversiones que Andalucía necesita. “No hablamos de solidaridad, hablamos de inversiones justas en transporte de pasajeros, en ferrocarril de mercancías, en puertos”. Se refirió también a la necesidad de Almería de salir del desierto energético en el que se encuentra junto a Granada.



Volvió a recordar la evidencia de que Almería no ha sufrido en el sector primario, ni en los servicios, pero sí en el sector industrial, la asignatura pendiente de esta provincial a nivel empresarial, junto con el escaso tamaño de sus empresas. Así fue fraguándose el desenlace de este nuevo acto,  de esta nueva tormenta de ideas,  con el norte de las perspectivas y los retos económicos de la Comunidad andaluza y toda la carga de influencia que tiene en la tierra almeriense. 





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