Cemex, la multinacional mexicana que cerró la cementera de Gádor hace dos años dejando a cerca de 300 personas sin empleo, ha reabierto la planta de Lloseta que clausuró al mismo tiempo que la almeriense. Una iniciativa que, a falta de concreción, puede ser un rayo de esperanza para una posible vuelta a la actividad industrial gadorense.
La compañía reabrió la instalación balear el pasado 12 de abril para fabricar cemento bajo en emisiones. Además, en Lloseta Cemex tiene un proyecto de una planta de hidrógeno verde a partir de energía fotovoltaica en los terrenos de la cementera, en colaboración con Acciona, Enagas y Redexis.
En un medio plazo, Cemex prevé alimentar la cementera mallorquina con el hidrógeno de la planta aneja que supondría obtener un cemento neutro en carbono, una iniciativa que podría hacer morir de envidia al entorno del Bajo andarax, principal área damnificada por la bajada de persiana de la fábrica ubicada en el paraje de Araoz.
Sin embargo, hay aún una puerta abierta a una posible -aunque aún poco probable- reapertura de la fábrica de Gádor: la central aún no está desmantelada y Cemex ha seguido manteniéndola con una plantilla de ocho trabajadores, además de haber renovado los permisos de actividad por si merece reactivar el horno.
Cemex, que pagó por la fábrica de Gádor 45 millones de euros a la suiza Holcim en 2014, invirtió al poco tiempo en una planta portátil de hormigón donde mantiene a dos empleados. Además, el pasado mes de enero arrancó el horno, una condición indispensable para poder cobrar las tasas de los derechos de emisión de CO2.
Todo pende de un hilo, pero a favor de Gádor puede jugar un posible revulsivo en la demanda de cemento con la entrada de cuantiosos fondos europeos para la obra pública, edificación y rehabilitación.
Las dos plantas cerradas en enero de 2019 -Gádor y Llosera- afectadas por la crisis del cemento eran las más pequeñas de las siete instalaciones que el grupo mexicano tiene en España. No obstante, Cemex sigue vendiendo cemento por el Puerto de Almería en sus dos modalidades: a granel procedente de Barcelona para hacer hormigón; y envasado en saco de su fábrica de Alicante.
Cemex cuenta con una gran nave en la dársena comercial del Puerto de Almería y mantiene el mercado de la cementera gadorense suministrado ahora desde otras fábricas, un extremo, según fuentes empresariales, al que no quiere renunciar bajo ningún concepto, aunque sea a fuerza de mantener durmiente su factoría en Almería. La provincia cuenta con otra fábrica cementera en Carboneras propiedad de la alianza Holcim Lafarge.
Lorenzo Zambrano, el patrón de uno de los líderes mundiales del cemento, el heredero directo de la saga familiar mexicana que fundó en 1906 la compañía en la ciudad de Hidalgo, murió justo cuando la multinacional se hizo con las riendas de la fábrica de Gádor.
Entró en la presidencia su primo Rogelio y, desde entonces, parece que nada ha vuelto a ser igual. Del ímpetu expansivo se ha pasado a una estrategia conservadora en un sector, el de los materiales de construcción, muy sensible a precios y con intensivos costes laborales.
El proyecto de avintia, papel mojado
Cemex sabe que las canteras de Gádor tienen un valor y, por eso, quiere mantener una bombillita encendida, por si en un futuro hay un cambio de tendencia. Cemex cuenta con siete fábricas de cementos en España, entre ellas, Ceuta, Melilla y Motril, muy cerca de la planta del Andarax, hecho que pudo influir también en su cierre. El último intento de buscar una alternativa a la actividad industrial en Gádor que paliase los efectos del cierre de Cemex, fue la del Grupo Avintia que anunció para 2020 la construcción de una planta fotovoltaica de 50 megavatios, como iniciativa incluida en el plan de reindustrialización de la zona tras el cierre de la planta cementera de Cemex, lo que supondrá la generación de 200 empleos. Pero desde ese anuncio, nada se ha sabido más desde entonces del proyecto de Avintia.
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