Las decenas de miles de trabajadores almerienses inmersos en Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) se están encontrando con la desagradable sorpresa de que la declaración del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas les sale a pagar o reduce sustancialmente sus devoluciones.
Estar en ERTE ha supuesto para la mayoría de estos trabajadores soportar un verdadero ‘sablazo’ de la Agencia Tributaria que no se ha hecho patente hasta que ha llegado el momento de presentar la declaración de 2020, ya que, con respecto al año anterior, se incrementa la tributación entre doscientos y más de mil euros.
La ‘trampa’
Así que lo que se puso en marcha como una forma de salvar a las empresas en dificultades como consecuencia del estado de alarma, los cierres de comercios, de la hostería y de otros tipos de empresas, no está suponiendo un bálsamo para los trabajadores, que tendrán que pagar más.
Como explica el asesor fiscal almeriense David Rodríguez, esta situación deriva del hecho de que muchos trabajadores en ERTE han tenido este último año dos pagadores y uno de ellos, el SEPE, no ha aplicado las retenciones que normalmente establece la Agencia Tributaria para ingresar a lo largo del año las cantidades correspondientes a las aportaciones fiscales.
“En los últimos meses las empresas han retenido menos al bajar las cantidades de los emolumentos de estos trabajadores, pero es que el SEPE no ha retenido prácticamente nada”, explica. Lamenta la situación que se ha producido “porque estas cosas lamentablemente no salen en las noticias ni en las declaraciones de los representantes ministeriales”.
Pérdida de ayudas
Pero además de la aritmética de los cálculos fiscales, hay otras causas que están provocando una mayor tributación, porque se pierde el derecho a determinadas ayudas o reducciones que se aplicaban normalmente para la declaración.
Entre ellas las más comunes son las reducciones por hijos a su cargo, los cien euros a los que tenían derecho las madres con hijos menores de tres años, que dejan de percibirlas al no estar trabajando y tendrán que no perciben los 900 euros correspondientes a los nueve meses de 2020 en los que estuvieron en ERTE, o las que se otorgaban por gastos de guardería, que tampoco serán este año aplicables.
La consecuencia es que decenas de familias que normalmente presentaban declaraciones de Renta con derecho a devolución este año tendrán que ‘pasar por caja’, lo que se suma a una situación personal de incertidumbre y de reducción de los ingresos, lo que para muchas está suponiendo un auténtico varapalo’, señalan asesores o despachos jurídicos como Legálitas.
¡A pagar!
Este último bufete explica que a mayor parte de los trabajadores que sufrieron un ERTE en 2020 percibieron prestaciones por este motivo, lo que ha supuesto que en sus datos fiscales aparezcan dos pagadores y, en consecuencia, que los límites para estar obligados a hacer renta hayan bajado y puedan estar obligados a hacer la declaración, a diferencia de cuando tenían un solo pagador.
Estas prestaciones tributan, ya que se consideran abonadas como otro pagador más y se incluyen en la autoliquidación como rentas del trabajo, sumándose a las abonadas por el resto de las empresas, suponiendo que la renta varíe mucho “si no hemos sido previsores a lo largo del año”.
Es recomendable prestar atención en los borradores ofrecidos por la AT a las retenciones practicadas en las prestaciones por desempleo, generalmente cero o muy bajas, puesto que podría suponer que, al confluir ambos rendimientos en la renta, el resultado salga positivo y por consiguiente “a pagar”.
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