Desde hace unos años algunos bancos al disminuir su negocio estrictamente bancario, como son los préstamos hipotecarios y al consumo, así como el debacle sufrido en las inversiones inmobiliarias, han intentado suplir esta falta de ingresos con el aumento indiscriminado de múltiples comisiones, entre las que destacamos las siguientes:
- Comisión de administración/mantenimiento de cuenta.
- Comisión por cancelación anticipada de un préstamo.
- Comisión por descubierto en cuenta corriente y los gastos por la reclamación de posiciones deudoras en cuenta.
- Gastos de correo.
- Comisión por retirada de efectivo en cajeros de otras entidades.
- Comisión por emisión, renovación, duplicado y tenencia de tarjetas.
- Comisión por exceso sobre el límite de crédito.
- Comisión por orden de transferencia a otra entidad.
- Comisiones por otros servicios con tarjetas.
-Comisiones por pago o ingresos en ventanilla.
-Comisión por emisiones de cheques bancarios.
¿Qué puede hacer el consumidor? Cancelar las cuentas o tarjetas que no utilicen y concentrar toda su actividad en una de ellas para ser un cliente preferente con nóminas o pensión domiciliada, tarjeta con un gasto mínimo mensual, etc y así evitar las temibles comisiones.
Como se suele decir “algunos bancos nos cobran con sólo pasar por la puerta”. Además, algunos bancos se ensañan con los más desfavorecidos cobrándole las comisiones pendientes cuando perciben un subsidio, la renta de inserción laboral o el ingreso mínimo vital, ingresos que no superan los 500 euros mensuales.
En ese caso hay también otra opción que son las cuentas por internet, antes sólo la ofrecían ING, Open Bank, y pocos más. Ahora todas las entidades tienen la opción de abrir una cuenta en la web libre de gastos y comisiones incluso para las tarjetas, está pensado para los jóvenes que se manejan muy bien en internet y así fidelizarlos para el futuro como clientes.
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