Níjar y el Andarax no paran de crecer con nuevos invernaderos

A pesar de todos los obstáculos que hay que superar para poner en marcha y mantener una  explotación agrícola invernada -precio del suelo rústico, construcción de la estructura y costes del cultivo- unido a la eventualidad de los precios en las pizarras- las cifras avalan que la demanda para ampliar superficie en la provincia no ha dejado de crecer desde hace más de medio siglo que se empezó a pergeñar el ‘Modelo almeriense’.

El grado de madurez y  saturación de este negocio  de la agricultura de primor alcanzado en el Poniente, ha propiciado que en los últimos años las nuevas oportunidades de las empresas para expandirse se hayan buscado en otras zonas de la provincia, principalmente a Levante de la capital. El último Informe de Caracterización del Sector Agrario en Andalucía, realizado por la Consejería de Agricultura, así lo demuestra: la superficie de cultivos hortofrutícolas protegidos en la provincia supera ya las 32.000 hectáreas y el mayor impulso se ha experimentado en la zona de Níjar y Bajo Andarax con un incremento del 6% respecto a la pasada campaña, representando ya casi el 20% de la superficie provincia de agricultura intensiva, con un total de 8.700 hectáreas.

El principal freno para seguir ampliando suelo y producción en el Andarax radica principalmente en las limitaciones hídricas. En la actualidad, los agricultores de las Cuatro Vegas riegan con el agua del Terciario de El Bobar y con los pozos del  acuífero del Andarax que atraviesa períodos de debilitamiento. 

Las dotaciones de la desaladora de Carboneras han sido un bálsamo para los regantes, aunque el precio de la factura para los comuneros por regar su finca se encarece y solo es soportable mezclándola con el agua salinizada de los pozos. Está por venir la dotación de la desalobradora de Rambla Morales, que ha sido recuperada por la empresa Aqualia. Más compleja es la pretensión de poder regar con agua de la desaladora de Almería, puesto que es un infraestructura construida con fondos europeos para abastecer de agua potable a los domicilio y aminorar los aportes de los pozos de Bernal desde el Poniente.

El Ejido, que sigue siendo el primer municipio de España en superficie de invernadero con más de  13.000 hectáreas que representan el 40% provincial, crece un 1%, al tener ya su superficie rústica con una amplia tasa de ocupación. Sin embargo, la localidad ejidense ha registrado un alza considerable durante la pasada campaña en el número de licencias para modernizar y rehabilitar invernadero hasta sumar 289 expedientes. En El Ejido está la principal mancha de plástico vegetal del sureste y los agricultores y empresas radicados en su término municipal producen 1,3 millones de toneladas anuales de frutas y hortalizas. El Poniente tiene menos problemas de agua, al contar con acuíferos menos salinizados procedentes de la Sierra de Gádor. También se ha hecho un plan de conservación por parte de las comunidades de regantes.

El municipio de Almería, que supone el 8% de la superficie provincial, también ha experimentado un crecimiento del 6%. Roquetas y Vícar, que centralizan cada uno el 6% de la superficie invernada almeriense, ha registrado crecimientos más moderados.  

Solo el 16% de las fincas son de mujeres

La superficie media del invernadero en Andalucía alcanza las 0,7 hectáreas. En el Campo de Dalías y Campo de Níjar-Bajo Andarax, se localizan los invernaderos más grandes, alcanzando las 0,75 y 0,8 hectáreas respectivamente. Otro de los capítulos analizados en el Informe de Caracterización Agraria es el del papel de las mujeres en las explotaciones, que a pesar de los cambios normativos, aún representa solo el 16% de la titularidad de los invernaderos.

La edad media de los agricultores almerienses es de 45 años, el 29% tiene menos de 40 años y el 9% tiene más de 60. Casi el 80% de las explotaciones son en régimen de propiedad, siendo el arrendamiento apenas inexistente en los cultivos de la provincia.