Desayuno con mensaje: el sector agrario corre serio peligro

La expresión de moda a la hora de definir las vicisitudes por las que atraviesa el sector hortofrutícola almeriense es “la tormenta perfecta”, una ecuación en el que los sumandos son la escasez y carestía del agua, el fuerte incremento de los costes de producción, derivado de la escalada del precio de la energía y de la de las materias primas, las recurrentes crisis de precios agrícolas, el aumento de los costes laborales, la fuerte competencia de terceros y, por si todo ello fuera poco, la más reciente amenaza, la guerra emprendida por Vladimir Putin contra Ucrania.

Todos esos factores puso en la coctelera el economista Daniel Lacalle, ponente de la jornada organizada por la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal) en formato desayuno en uno de los invernaderos experimentales de la Estación de Las Palmerillas de Cajamar.

Negro escenario
Se trataba de analizar la competitividad del modelo hortofrutícola y las amenazas a las que debe hacer frente. Para Lacalle, mientras en España suben los costes laborales, los impuestos y las cargas de las explotaciones agrarias, “el resto de países con los que competimos están aprovechando esa situación para continuar entrando en una dinámica de competencia vía precio, mucho más sencilla para ellos que no tienen que asumir esos aumentos de coste forzosos”.

Como ejemplo, el caso de la energía, “cuando el Gobierno se niega a ajustar los impuestos que tiene a la inflación”, O el de la formación bruta de precios en la cadena de suministro “que viene con un aumento tremendo de la inflación que no se traslada a los precios; es decir, un doble impacto para el sector productor”.

La estanflación
El mayor riesgo actual, según el economista, es el de entrar en un periodo de ‘estanflación’, un estancamiento económico con elevada inflación que, en España, está siendo muy superior a la media europea. Todo ello augura un periodo de dificultades para poder competir en los mercados internacionales.

Advierte que “si nos metemos en un periodo de estanflación sería un absoluto desastre porque lleva a una destrucción de empleo prolongada y mayores dificultades para salir de la crisis, y ni se reducen las deudas ni mejora la competitividad”.

Abogó por considerar al sector como ‘estratégico’ y prestarle un apoyo decidido para soslayar la crisis.