Cuando Antonio Orejudo llegó a esta provincia en 1994 y escribió su “Almería, crónica personal” -una crónica subjetiva como todas las buenas crónicas- había más albañiles que camareros, más mujeres que hombres, más casamientos que divorcios; cuando vino ese escritor madrileño, el escritor con más aspecto de escritor de España, a este desierto versus vergel, los almerienses eran menos ricos y menos longevos, habían muchos menos extranjeros y mucha más agua embalsada que ahora; cuando apareció por aquí este ensayista, poco valorado en su tierra de adopción, las señoras del Paseo aún desayunaban en Gladys, aún la gente mataba por salir en el periódico con una foto de feria en el Puerto y toparse con un trabajador autónomo era un hecho diferencial, como lo era tener a un insigne poeta gallego viviendo en un terrao junto a las monjas de Las Puras.
El Instituto de Estadística de Andalucía ha cartografiado el mapa socio económico almeriense en los últimos cuarenta años y el resultado es un delicioso retablo de lo que fuímos antesdeayer y lo que somos hoy, con todos los esfuerzos y aspiraciones moldeadas en el yunque de ese camino. El Instituto ha titulado el estudio ‘Como hemos cambiado’, como inspirándose en la canción de Presuntos Implicados o en los fotogramas del Cuéntame: ya no hay papel pintado en las paredes de los pisos del Zapillo y el tipo medio almeriense ya no llevaba bigote como Imanol Arias. Las conclusiones de este completo estudio, dado a conocer ayer por la Delegación del Gobierno de la Junta en Almería, son las de una provincia que ha crecido vertiginosamente en renta, en espacio protegidos, en exportaciones y en PIB, aunque con lunares: ahora vienen menos turistas a visitarnos y pernoctan menos noches.
Uno de los corolarios que más pueden inflar de orgullo los pulmones de los hombres y mujeres urcitanos en los últimos 30 años es el de la Balanza Comercial -diferencia de exportaciones e importaciones- en la que Almería se ha convertido en la provincia que más aporta a Andalucía con una tasa de cobertura del 179%, por delante de Sevilla 151%. Un papel que, en término de inversiones recibidas, no está claro que haya habido reciprocidad.
En 1990, cuando aún La Rambla era un aparcadero de coches, Almería -gracias al empuje fundamental del Poniente- exportaba por valor de 273 millones de euros, mientras que al cierre del último año las ventas en el exterior rozan ya los 5.000 millones de euros, en concreto 4.898 millones, un 1.694% más. Las importaciones también han crecido de los 104 millones de euros que comprábamos en el exterior a los casi 1.990 actuales. La Balanza Comercial almeriense lleva siendo positiva desde 1990 y el superávit fue de 2.146 millones de euros. Tan solo se le acerca Sevilla (2.000 millones) y muy por detrás quedan, por ejemplo, Málaga y Granada.
El PIB almeriense ha crecido entre 2008 y 2020 casi un 8%, pasando de 14.100 millones a los 15.318 millones actuales. El peso de la actividad agrícola se ha incrementado del 13,9% en 2008 al 15,8% en 2019 y los Servicios (del 64,1% al 70,9%), mientras que ha caído en gran medida el PIB de la Construcción, que ha pasado del 14,2% al 5,1%.
Más de 3.000 bares y restaurantes
El número de empresas se ha elevado un 19% de 2012 a 2021, desde las 24.772 hasta las 29.510 del pasado año. Su tamaño medio ha crecido de 6,6 empleados en 2011 a 7,8 en 2021. Y en cuanto los sectores de actividad, han aumentado un 46% las empresas agrícolas (de 7.601 a 11.121), seguidas de las hosteleras con un 21% de crecimiento en la última década (de 2.251 a 2.724); son casi un 8% más las empresas de otros servicios (7.181 hoy) y cerca de un 6% más los comercios (5.214 inscritos en 2021). Las empresas de construcción se mantienen prácticamente constantes (había 1.943 en 2012 y 1.956 el año pasado) y las dedicadas a la industria se han reducido de 1.395 a 1.314. Los trabajadores ocupados han crecido un 135% desde 1977 hasta los 292.550 con un peso creciente de los autónomos (20%).
Una provincia con 164.038 hectáreas protegidas
El informe se hace eco también de indicadores de medio ambiente como el que revela que en Almería se ha multiplicado por siete el número de hectáreas protegidas, alcanzando las 164.038 hectáreas, el 18,7% del total de superficie de la provincia, cuando en 1987 apenas suponía el 2,6%. El porcentaje de agua embalsada rondaba el 45% en 1995 y actualmente ha caído al 14%. En producción de renovables, la provincia ha pasado del 0,4% del consumo final eléctrico al 39%.
La provincia de Almería ha experimentado un crecimiento de su población del 77% entre 1980 y 2021, alcanzando los 720.861 habitantes, según revela el Instituto de Estadística.
El crecimiento de la población masculina en los últimos 41 años ha sido del 81%, con 364.758 varones en la provincia, lo que supone un aumento que casi duplica al experimentado en la población femenina, del 41% (356.103 féminas actualmente). Si en 1980 el 50,7% de los habitantes de Almería eran mujeres, hoy esta proporción se ha dado la vuelta y los hombres son el 50,6% de la población provincial. La provincia acoge hoy a 155.128 personas de otros países, cuando en 1980 eran apenas 601 los residentes extranjeros.
En las cuatro últimas décadas ha aumentado considerablemente, casi un 51%, el grupo de población mayor de 65 años, que ya supone casi el 16% de los habitantes de Almería. El mayor volumen lo representa, con el 66%, el grupo poblacional de 16 a 64 años, que ha crecido un 13%. Sin embargo, se ha reducido notablemente la natalidad, como refleja el descenso del 42% de los menores de 16 años, que si en 1980 suponían el 31% de la población de Almería, en 2021 se ha reducido al 18%. La esperanza de vida de los almerienses se ha incrementado hasta los 78,7 años para los varones (en 6,3 años más que en 1980) y hasta los 84,1 años para las mujeres (6,5 años más que hace 41 años).
Más hombres que mujeres, menos bodas y más extranjeros
Cada vez se producen menos matrimonios en Almería, concretamente caen un 57% entre 1980 y 2020. Si en 1980 la edad media a la que se casaban los hombres de la provincia era de 25 años y la de las mujeres de 22, hoy en día ellos contraen matrimonio a los 36 años y ellas, a los 34. El número medio de hijos por mujer también ha descendido, de 2,76 hace 41 años a 1,53 de media en 2020, mientras que la edad para ser madre ha pasado de los 27 a los 31 años.
El importe de las pensiones contributivas que perciben los almerienses se ha multiplicado por ocho desde 1982, pasando de 109 euros de media a los 878 de 2022. El número de pensionistas se ha duplicado en estas cuatro décadas, alcanzando los 110.152. El salario medio de los almerienses en general era de 9.500 euros en 1999 y ahora es de 15.595 euros. Las mujeres lo han triplicado.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/20/economia/232831/como-hemos-cambiado-mas-ricos-mas-viejos-mas-ecologicos