Almería manda más que nadie en el mercado de exportación del pimiento

Hace ya varios años que el pimiento desplazó al tomate en el liderazgo de la producción hortofrutícola almeriense; desde entonces la diferencia entre ambos productos no ha dejado de crecer, tanto en lo que se refiere a la producción como en lo que supone en la exportación.

Según los datos de la última campaña publicados por Cajamar Caja Rural, y recogidos en un amplio informe en la web especializada ‘Mercados’ de los quince mayores exportadores españoles de pimiento, trece son almerienses. Sólo una empresa de Murcia (Soltir) y otra de Alicante (Surinver) se colocan en ese ránking en los puestos 9 y 10 y muy lejos de las cifras de los grandes grupos almerienses.

Clasificación
Por volumen de exportaciones el ránking lo encabeza Única Group con 114 millones de kilos, seguido de la Alhóndiga La Unión (77 millones de kilos), la SAT Agroiris (70), Hortofrutícola MABE (65), Agroponiente (60), Murgiverde (60), Vicasol (52,7), Indasol (51), Hortofrutícola Costa de Almería (51), Soltir (Murcia, 33 millones de kilos), Surinver (Alicante, con 31,3), Agroejido (26,6), Hermanos Daza Palmero (24,2), Agrupaadra (22,9) y Ejidomar, con 21,29 millones de kilos.

En conjunto, se puede asegurar que el sistema productivo almeriense aporta en torno al 90 por ciento del total de pimiento nacional que sale en dirección a los mercados europeos, mientras que Murcia y Alicante aportan apenas un ocho por ciento de ese volumen, con cantidades menores del resto de las provincias.

La solidez en la producción ha permitido que en los cinco últimos años la superficie total cultivada de pimiento haya crecido en torno a un 16 por ciento, desbancando al tomate y ampliando cada año la diferencia hasta alcanzar las 13.310 hectáreas y una producción que este año rondará los 900 millones de kilos.

Calidad y seguridad
Almería juega con fuerza la baza del pimiento en esos mercados internacionales, basando su éxito en ser la hortaliza que presenta el mayor porcentaje cultivados bajo el método del control biológico de plagas, lo cual refuerza la calidad y prácticamente elimina el riesgo de presentar residuos, algo que miran muy de cerca los principales operadores comunitarios, empeñados en satisfacer la demanda de sostenibilidad y salubridad de los consumidores.