Acuamed provoca un terremoto al triplicar el precio del agua desalada

La empresa pública de gestión de los recursos hídricos en el área del Mediterráneo, Acuamed, ha comunicado a los usuarios de las aguas desaladas su decisión de prácticamente triplicar el precio del metro cúbico, una decisión que ha provocado un verdadero terremoto en localidades como Roquetas, El Ejido, que ya utilizan esos recursos para el suministro en sus municipios.

La razón de esa subida o es otra que la escalada de los precios de la electricidad que, en apenas un año, se ha multiplicado por más de diez. Ahora ese coste, que representa en torno al 50 por ciento del precio final del agua, se quiere repercutir en los precios que se utilizan en la provincia.

Emergencia
La anunciada subida ha motivado una convocatoria urgente de todos los alcaldes de la comarca, en su calidad de presidente del Consorcio del Ciclo Integral del Agua del Poniente Almeriense, que también mantendrá contactos con las comunidades de regantes ante las nuevas condiciones

Las razones de Acuamed se basan en que cuando se fijaron los precios el año pasado el precio del megavatio/hora estaba en el entorno de los 45 euros, mientras que en estos días se han registrado precios de más de 500 euros, un mil por ciento más altos que hace un año.

El problema es que ni siquiera se espera una reducción de esos precios sino que más bien es previsible que puedan seguir aumentando tras los últimos acontecimientos por la invasión rusa en Ucrania.

Los regantes
La Federación de Regantes de Almería (Feral) considera que el aumento de precios, con la posibilidad de que se sigan produciendo, puede llegar a ser también una catástrofe para los productores agrarios de la provincia, porque muchos de ellos utilizan las aguas desaladas ante la escasa disponibilidad actual y la situación de los acuíferos subterráneos.

Los responsables de esta Federación se reunieron hace unos días con los de Acuamed, que ofrece un compromiso para cobrar el metro cúbico de agua desalada a 0,36 euros, pero sólo hasta el año 2025, fecha en la que es de esperar que se hayan construido las plantas solares que deberían abastecer a las desaladoras. José Antonio Fernández, presidente de Feral, lo considera positivo, pero siempre que sea prorrogable ante las dudas de que las renovables lleguen en 2025.