El tomate puede tener una segunda juventud si se consolida la situación de esta campaña en la que buena parte de los competidores, en especial los europeos, pero también algunos extracomunitarios, han reducido sus producciones o sus volúmenes de exportación.
El último caso que se ha hecho público es el del primero de los competidores del tomate almeriense, Marruecos, que a través de su agencia oficial de noticias (MAP), ha anunciado que va a reducir sus exportaciones de tomate a Europa y a países subsaharianos para contrarrestar la creciente subida del precio de esta hortaliza en su mercado interior.
Precios al alza
Diversos factores como la escalada de los costes energéticos, la sequía que han padecido los productores marroquíes y las bajas temperaturas nocturnas en la zona productiva más importante, Sous-Massa, han originado un alza del precio del tomate, un producto de consumo diario y frecuente en Marruecos.
La proximidad del Ramadán ha impulsado al gobierno de Rabat a introducir, al parecer, medidas proteccionistas respecto a su mercado interior para fortalecer la oferta interna. En concreto, esta restricción tiene como objetivo reducir a la mitad el precio local de los tomates a menos de 5 dirhams (0,51 dólares) por kilo.
El tomate es, tradicionalmente, uno de los productos frescos más baratos para las familias marroquíes. Será el tomate redondo el que se vea afectado fundamentalmente por la medida, según fuentes sectoriales, precisamente la variedad más consumida en Marruecos.
Subida de costes
Este escenario inflacionista ha provocado ya protestas en Marruecos, según medios de comunicación internacionales. En declaraciones al portal de información agrícola marroquí, Agrimaroc, del presidente de la Asociación Marroquí de productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas (APEFEL), Khalid Saidi ha asegurado que “la subida del coste de producción, que se viene produciendo ya desde hace unos años, se ha acentuado este año por las repercusiones de la crisis sanitaria que ha provocado una subida de los precios de los insumos, el transporte y los fertilizantes, además de la difíciles condiciones climáticas que han empujado a varios agricultores a abandonar el cultivo del tomate en favor de otras producciones más rentables”.
Un discurso muy parecido al que barajan los productores almerienses, aplicados estos días en una serie de movilizaciones con la misma base argumental que la que utilizan los marroquíes, es decir que el incremento de los costes está ahogando la agricultura y poniendo en un brete a los productores almerienses y, en general, a los de la Unión Europea.
Exportaciones
Marruecos envía unas 430.000 toneladas de tomates a la Unión Europea cada año, lo que lo convierte en el mayor proveedor externo del bloque. Esta cifra se ha alcanzado después de un proceso de crecimiento constante del negocio hortofrutícola marroquí en los mercados de destino comunitarios, con especial protagonismo de España y Países Bajos.
No obstante, analistas del sector hortofrutícola marroquí señalan que esta subida de los costes y el consiguiente traslado a los precios en el mercado interior no son sino la punta del iceberg de un problema estructural que va a más allá de la coyuntura inflacionista que se vive a nivel global.
De esa situación se está beneficiando este año el sector almeriense del tomate, que está obteniendo mejores cotizaciones por sus productos después de varios años de decadencia. Una nueva situación que permite vislumbrar un incremento del cultivo tras cinco años de descenso.
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