Los años pasan, la sequía y las necesidades de agua para el regadío aumentan, pero Almería lleva un largo periodo de espera para que proyectos que han estado permanentemente sobre la mesa lleguen a concretarse. Uno de ellos es el del trasvase del Guadalfeo del que se habla desde hace 57 años sin que tal debate se convierta en hechos.
Los primeros movimientos para realizar el trasvase de esas aguas datan del año 1965, cuando en una reunión del Consejo Económico Sindical del Sureste Luis Gutiérrez Egea, entonces gobernador civil de Almería, planteó la necesidad de aprovechar las aguas de los ríos Cádiar y Guadalfeo “pues con el agua que de ellos se pierde podría beneficiarse una extensa zona agrícola e incluso resolver el problema del agua potable en la ciudad de Almería”.
Casi diez años después se solicitó al Gobierno que hiciera un estudio de viabilidad de aquel trasvase. El déficit de recursos hídricos ya era patente y se aprobó un amplio paquete de medidas para aprovechar al máximo los recursos, desde la regulación de caudales de los ríos, los trasvases o la construcción de embalses y depuradoras. Entre los embalses, pantanos o pantanetas se incluyeron los del Río Chico de Adra y otros en Canjáyar, Nacimiento, Abrucena, Fiñana, Almanzora, Cantoria o Armuña.
Intenciones
Prácticamente todos los gobiernos, administraciones y partidos políticos han ido incluyendo el trasvase del Guadalfeo (actualmente se habla del trasvase de Rules, presa que fue construida en el año 1987 para acumular las aguas de ese río). El PSOE lo incluyó en su programa electoral en 1979. La UCD de Adolfo Suárez en un plan integral de regadíos para la provincia de Almería.
Más recientemente Juanma Moreno lo recogía en su programa electoral para las elecciones de diciembre de 2018, considerándolo una de sus prioridades. En el de las recientes elecciones de 2022, sin embargo, esa ‘prioridad’ había desaparecido y ni siquiera se concretaba esa posibilidad.
Parlamentos
El caso es que cuando esas propuestas de trasvase de agua a Almería llegaron a los distintos parlamentos los votos de senadores y diputados dieron el visto bueno al aprovechamiento de las aguas sobrantes del Guadalfeo para el regadío almerienses antes de que se viertan al mar.
El primer proyecto en firme se realizó en 1984, de la mano del ingeniero abderitano Juan López Martos (que diseñó el pantano de Benínar y gracias a los 25 millones de pesetas aportados por la Caja Rural de Almería, hoy Cajamar. Se estableció la existencia de unos excedentes de casi 100 hectómetros cúbicos, pero fue en vano por la oposición de los regantes y también de las administraciones locales y provinciales de Granada.
Oposición
Los regantes de la costa granadina y sus instituciones nunca han aceptado esa posibilidad, aunque inicialmente los alcaldes de la zona y las comunidades de regantes de la zona acordaron no oponerse al trasvase de agua a Almería.
Las reuniones mantenidas en los últimos años entre regantes almerienses y granadinos al menos han servido para evitar una oposición frontal a ese trasvase desde Rules a Benínar, pero los de la costa de Granada dejan claro que, antes, han de ejecutarse las conducciones de agua a sus tierras.
Movilizaciones
Todos los planes que se han intentado poner en marcha para hacer llegar el agua del Río Guadalfeo o de la presa de Rules a los cultivos almerienses han chocado con los intereses de los agricultores de la zona de Motril.
Saben que tienen agua suficiente para atender sus demandas, pero desde hace años reclaman las conducciones necesarias para poder aprovecharla en sus propias tierras, antes de plantearse llevarla a otras provincias.
Esa oposición la han ejercido ciertamente con contundencia, como la ejercida en una gran manifestación que se celebró en el año 1986 cuando más de 13.000 personas cortaron carreteras en varios puntos de la comarca para negar la opción del trasvase. Aquellas movilizaciones dieron sus frutos y hoy el tema ha salido de las agendas de los políticos.
La competencia
La Federación de Regantes de Almería, que incluye entre sus propuestas para aliviar la presión sobre los acuíferos del Poniente la opción de poder disponer del agua de Rules, lamentan que la historia de ese proyecto haya sido una sucesión de fracasos e incumplimientos. Lamentan también que la reacción haya frenado un aporte de agua que “sería de justicia, porque es agua del sistema de Sierra Nevada, que comparten Almería y Granada y, además, no pedimos quitarle el agua a nadie, sino simplemente aprovechar los excedentes que tiene la presa de Rules”.
Su presidente, José Antonio Fernández, señala que si se hubiese concretado ese trasvase cuando se empezó a plantear, hace 50 o 60 años, “posiblemente no habríamos llegado a la situación de sobreexplotación de nuestros acuíferos, no se habrían salinizado y tendríamos una reserva de agua de mayor calidad”.
Buen uso del agua
Sus argumentos hablan también de eficiencia, porque “nosotros planteamos la llegada de ese agua para mantener los cultivos, no para aumentar la superficie regable, mientras que otras zonas la quieren para seguir aumentándolos; nosotros producimos alimentos para la sociedad y ellos para los mercados gourmet”.
Se refiere el aumento de la demanda en la Costa Tropical de Granada y Málaga, donde cada kilo de productos precisa un metro cúbico de agua, “cuando en Almería con esa misma cantidad producimos 40 kilos de tomate o 35 de pepino; por eso necesitan agua barata, porque no podrían pagar las aguas de desaladoras”.
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