El riesgo de la picaresca en los supermercados

Una docena de huevos no puede costar igual el 31 de diciembre que en enero: deben costar menos

Un supermercado almeriense en la zona de frutas y hortalizas.
Un supermercado almeriense en la zona de frutas y hortalizas.
Manuel León
22:40 • 27 dic. 2022

Cuando se abren las compuertas para que salgan 10.000 millones de euros -como una piscina entera de dinero de aquellas en las que nadaba el tío Gilito- tan importante como dar es vigilar que lo que se da llegue a quien debe de llegar. El principal riesgo de picaresca en este nuevo plan anticrisis -van tres- por los efectos inflacionistas de la Guerra de Ucrania- puede estar en el IVA eliminado de los productos que hasta ahora tenían un IVA superreducido (4%) en los supermercados. Si el agricultor no repercute IVA, si la comercializadora tampoco, lo honesto será que las cadenas de distribución (Mercadona, Aldi, Lidl, Día, Carrefour, Consum o Alcampo) no se aprovechen de la situación y aprovechen para enmascarar parte de ese beneficio para el consumidor de la eliminación del IVA metiéndolo solapadamente total o parcialmente en la base imponible del kilo de pimientos o de la docena de huevos. “El ejecutivo vigilará que todas estas ayudas se trasladen correctamente  al precio de los alimentos”, advirtió ayer el presidente Sánchez. 



Lo que ocurre es que la separación de los precios es muy fina y la tentación muy grande. Sobre todo, porque en los precios de los alimentos subyace siempre un efecto psicológico. ¿Podrían decir los supermercados que amortizan la bajada del IVA con el incremento del IPC a partir del 1 de enero para no variar lo que vale, por ejemplo, una baguette?



Andrés Góngora, secretario general de la organización Coag, coincidió ayer en manifestar la importancia de un control de precios a pie de supermercado, “para no engañar a los consumidores”. El agricultor, en este caso, ni pincha ni corta, pero sí se puede beneficiar de un incremento de la demanda al bajar los precios.



En cualquier caso, desde el Gobierno no se ha explicado -no conviene explicar- que en realidad este dinero que dan a los consumidores  de alimentos, electricidad o gasóil, lo sacan del monte mayor que ha supuesto en recaudación la espiral inflacionista: al primero que le interesa un IPC alto -en términos recaudatorios- es al propio Gobierno con un impuesto directo como el IVA o el de hidrocarburos.







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