El impuesto del plástico ya ahoga a empresas hortícolas almerienses

El impuesto del plástico -0,45 euros por cada kilo- está empezando a hacer mella en las empresas comercializadoras del sector hortofrutícola almeriense. El rechazo a este gravamen, que entró en vigor el pasado 1 de enero, es unánime entre las cooperativas agroalimentarias y también entre los propios supermercados.  

El impuesto sobre envases de plástico no reutilizables supondrá unos ingresos para el Estado del orden de los 2.000 millones de euros anuales, según las cooperativas agroalimentarias. En Almería, empresas  como SAT Peregrín  están ya sufriendo las consecuencias. El director general de esta última compañía con sede en Pulpí, Felipe Gómez, incide en que “el impuesto del plástico es un sobrecoste más de las materias primas que estamos sufriendo los productores, ya que los supermercados se niegan a vender a granel y se lavan las manos”.

La empresa Primaflor, también con cuartel general en el campo pulpileño, que comercializa envasadas hortalizas de hoja verde principalmente, cifra en torno a 600.000 euros el sobrecoste por el impuesto del plástico.

La alternativa es utilizar envoltorios biodegradables mucho más caros y sobre los que los productores y comercializadores tendrían que asumir toda la inversión sin ayuda de las cadenas de distribución.

Otra de la problemática es el de la seguridad alimentaria, puesto que el granel implica que los productos se vendan menos protegidos y además es algo a lo que se niegan las cadenas de supermercados.

También empresas como la cooperativa CASI en sus instalaciones de Aeropuerto hicieron grandes inversiones en maquinaria para la confección de hortalizas en paquetes plastificados que ahora tienen un sobrecoste inducido por la nueva normativa. 

Algunas empresas se quejan de que en otros países competidores no han activado estas nuevas normativas ambientales sobre este producto envoltorio.

Este nuevo impuesto sobre el plástico afectará a los envases no reutilizables que contengan plástico en la medida en que estén diseñados para contener, proteger, manipular, distribuir y presentar mercancías. 

Por ejemplo, los distintos negocios destinados al sector de alimentación tendrán que vender a granel las frutas y verduras frescas cuando no vayan en lotes superiores a kilo y medio.