Un día a comienzos de marzo de 2022, cuando el ejército ruso invadía el territorio ucraniano hasta plantarse en su misma capital, Kiev, una familia encabezada por Pavlov, un hombre de mediana edad que había trabajado dentro del ámbito de la política, se vio obligada a coger lo indispensable y huir. Este hombre, su esposa y sus nada menos que seis hijos, se vieron de pronto emigrando en busca de sobrevivir, primero, y de una nueva vida, después.
Esa nueva vida la encontraron en Almería. Pavlov llegó ya con alguna idea de lo que quería hacer, consciente de que tendría que buscar un empleo con el que mantener a su familia: un familiar suyo es el jefe de una empresa dedicada a la fabricación de fertilizantes ecológicos, pero el negocio quedó paralizado a consecuencia de la guerra. Sabiendo que la provincia de Almería es la huerta de Europa, por su cabeza pasaba la idea de exportar el modelo de empresa, adaptándolo al sureste español. Pero se encontró con un hándicap con el que ya contaba: no conocía nada del idioma ni sabía por dónde empezar.
La vida le empezó a cambiar cuando entró en la Asociación de Ucranianos, que se había creado a raíz de la guerra. Allí estaban como voluntarios Artur, quien lleva más de una década en Almería, y Olena, que llegó a la provincia con apenas 4 años junto a sus padres, hace ahora dos décadas. Ninguno de los dos se conocía tampoco antes de entrar a formar parte de esta asociación, donde Artur se encargaba de dar apoyo a los refugiados y Olena de la creatividad y la imagen. Cuando supieron de la historia de Pavlov, entendieron que lo que él traía de Ucrania podía resultar muy útil para la agricultura almeriense. Contactaron con Felipe, un almeriense que ya estaba dentro del mundo agrícola, este les presentó a Caridad, de FAECTA, y de pronto Gumisil, nombre de la cooperativa, echó a rodar.
“Caridad es una persona encantadora, nos ha hecho todo muy rápido y muy sencillo”, relata Olena. “Nos ayudó a formalizar los documentos, nos corregía y modificaba los estatutos y se hizo cargo de todo para que en dos meses tuviéramos la cooperativa creada”. Esto ocurrió en octubre, por lo que todo es muy reciente: “A través de conocidos vamos ofreciendo los productos, tenemos algunas muestras para que la gente los pruebe. Sabemos que no vamos a vender un camión de la noche a la mañana, pero vamos poco a poco y tratando de hacerlo lo mejor posible”.
También huyendo de la guerra en Ucrania llegó a Almería Lily, junto a su marido. Tuvo que escapar de Ucrania, pudiendo llegar hasta Rumanía, desde donde cogió un avión. Sin hablar todavía nada de español, han creado Decor Plus, empresa constituida este mismo mes de enero, en Almería capital, muy cerca del centro, dedicada a los trabajos de reformas integrales en general y construcción y reparación de obras. También en su caso FAECTA Almería le agilizó todo el papeleo para poder constituir la empresa.
FAECTA (Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo) apoya la cultura emprendedora. Desde su sede en la calle Gregorio Marañón de la capital almeriense, prestan asesoramiento y apoyo directo y personalizado a personas que optan por el autoempleo bajo el modelo de cooperativas de trabajo.
Además de en los casos de estos ciudadanos de nacionalidad ucraniana, ha impulsado otras cooperativas de trabajo formadas por inmigrantes en la provincia de Almería. Es el caso de Dreamer Academy, una empresa recién creada por Alexandru, un joven de Rumanía que lleva ya diez años en España, y Agostinho, futbolista nacido en Guinea-Bisáu que milita en el Poli Ejido.
Alexandru llegó a El Ejido con sus padres, que se vieron en la necesidad de dar a su familia un futuro mejor lejos de casa. Desde pequeño, jugó al fútbol en las categorías inferiores ejidenses, lo dejó para centrarse en los estudios, pero siguió vinculado al deporte como árbitro, hasta que se sacó el título de entrenador. Dentro del mundillo conoció a Agostinho, que en su etapa como jugador en el Cacereño, para ser entrenador de segundo y tercer nivel le pidieron como trabajo de máster crear una empresa. Alexandru fue a un curso de emprendimiento en la Cámara de Comercio, propuso esa idea y la desarrolló, vio que tenía viabilidad y le dijo a su amigo que su proyecto podría llegar a ser algo real y no solo ficticio.
Acabaron en FAECTA, donde les han tutorizado para solicitar subvenciones y les han dirigido a las puertas que tienen que tocar para tener más ayudas. Al iniciar su actividad con la temporada ya comenzada y todas las instalaciones ya ocupadas, esta empresa enfocada a la gestión deportiva y académica y campus deportivos piensa ya en la próxima: no quieren quedarse solamente en El Ejido, y por eso ya han tocado puertas en todo el Poniente Almeriense e incluso quieren llegar hasta Almería capital y Huércal de Almería.
Otra empresa creada en el Poniente Almeriense es Grupo Ancor. En su caso, son siete los socios, la mayoría nacidos en España pero de origen marroquí. Bilal, uno de sus socios, explica que “hemos tenido nuestra formación y experiencia profesional y quisimos ponerlas en conjunto para intentar ofrecer una serie de servicios y constituir una sociedad cooperativa en la que todos nos sintamos lo más integrados posible, satisfechos y realizados. Nuestra mayor motivación es el hecho de emprender y constituir algo que de alguna manera nos haga bien a nosotros, a las personas que atendemos y a los clientes a los que ofrecemos nuestros servicios”.
Entre los socios, dos chicas que llegaron directamente desde Marruecos. Sus padres emigraron en su día y una vez consiguieron vivienda y una estabilidad económica, llegaron ellas, abogada y economista. “Gracias a la emigración de nuestros padres hoy podemos tener retos personales y profesionales”, cuenta Bilal. “A día de hoy todo gira en torno al derecho, la administración y la informática y la programación”. Por eso, ofrecen un amplio abanico de servicios, divididos en dos ramas: por un lado, asesoría fiscal y laboral, con servicios exclusivos para extranjeros; por otro, la digitalización de las empresas, marketing, desarrollo web o diseño gráfico. “Estamos muy agradecidos por todo el proceso”. Un proceso, guiado por FAECTA, que abre las puertas del trabajo y el cooperativismo y que crea nuevas oportunidades.
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