Una multinacional canadiense instala una granja marina en Villaricos

Culmarex, empresa con sede en Aguilas propiedad de la multinacional canadiensen Cooke, ha instalado una nueva piscifactoría de dorada frente a la playa de la Esperanza y la fábrica Deretil de Villaricos, en Cuevas del Almanzora. Se trata de una granja marina que opera con la licencia que Culmarex compró con la marca Pescaviva a la empresa Naturpesca, de la comercializadora de pescado Garciden. 

La compañía de cría y engorde de especies marina en cautividad, se consolida así como la principal empresa del sector en España. La matriz canadiense está también en vías de adquirir el 80% de la emblemática empresa de pescado congelado Pescanova.

Para dar servicio a esta nueva instalación en la alimentación de los alevines, la compañía ha construido un nuevo buque que tiene base en el puerto de Garrucha, desarrollado por Cooke para su filial Pescaviva Real. 

Culmarex se fundó en 1986 con la intención de cultivar ostras y seriolas en la bahía del Hornillo de Aguilas, extendiéndose a la dorada y lubina. En 2011, Culmarex fue adquirida por Cooke Aquaculture, una de las mayores salmoneras del mundo. Cuenta con 11 granjas marinas, cuatro de ellas en Almería: Aguadulce, a través de Piagua, Carboneras, con la compra de la antigua Framar a Ricardo Fuentes, Terreros y ahora Villaricos.

Piagua es la granja de crianza más grande de Andalucía y la única de la península que lo hace produciendo dorada y lubina de forma ecológica. 

La sala de envasado del grupo se encuentra en Aguilas, donde llegan diariamente las doradas y las lubinas de las piscifactorías repartidas por la costa, donde son clasificadas y envasadas en cajas para su venta. Culmarex cuenta con criadero y producción de alevines de dorada y lubina en Palma de Mallorca. 

En la costa de Terreros, Culmarex cuenta con 24 jaulas donde produce más de 3.000 toneladas.

El sector de la acuicultura ha atravesado diversos vaivenes. Hace una década, el litoral de la provincia llegó a disponer de siete piscifactorías que facturaban entonces por encima de los veinte millones de euros, llegando a superar incluso las ventas de la tradicional venta extractiva en los caladeros de la provincia.