El Gobierno ha decidido iniciar el proceso de reestructuración del sector de las cooperativas de crédito, una vez que el de los bancos y el de las cajas de ahorro está prácticamente finiquitado.
Así lo anunciaba el ministro de Economía, Luis de Guindos, a mediados del pasado mes de enero en el Congreso de los Diputados, y lo refrendaban a finales de ese mismo mes tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo. Todos ellos buscan una revisión del marco jurídico que regula las cooperativas de crédito españolas.
Para el Gobierno o el Banco de España la reestructuración de este sector no ha sido una prioridad hasta ahora puesto que, a pesar de sumar una participación relativamente pequeña (en torno al 5% del total del sistema bancario español) es el único que no ha necesitado ser rescatada con dinero público.
El objetivo declarado por Guindos señala que las medidas a adoptar buscarán esencialmente la concentración de las entidades en uno o dos grupos a lo sumo, y en la creación de un banco para facilitar la colocación de sus emisiones y convertirse en cabecera financiera de las cajas.
Las condiciones que impondrá el Ministerio de Economía, y que refrenda Europa, se ajustan el modelo puesto en marcha hace ya algunos años por la entidad líder del sector del crédito cooperativo, la almeriense Cajamar.
La caja rural de Almería es la cabeza visible del Grupo Cajamar, que reúne a un total de de 19 cajas rurales españolas. Pero además ha impulsado la creación del Banco de Crédito Cooperativo junto con otras 32 cajas rurales de todo el país, acaparando cerca del 90 por ciento del total del capital del banco.
Esas operaciones suponen que Cajamar se ha adelantado a la reestructuración que se anuncia por parte de Luis de Guindos y que aconseja la troika comunitaria, puesto que ha hecho sus deberes antes incluso de que estos se hayan hecho públicos.
Cajamar lleva además a gala una de las exigencias que llegan desde Europa, como es la de jugar un papel importante en el apoyo financiero de las zonas rurales, una vocación que la caja almeriense mantiene intacta a pesar de las operaciones desarrolladas en los últimos años.
Todo ello permite que Cajamar inicie sin miedo ese camino de la reestructuración del sector. Confía en su modelo, refuerza su posición con el banco y espera acontecimientos, en especial por parte de la Asociación Española de Cajas Rurales, que aboga por no acometer fusiones, pero puede verse obligada a ello por las medidas que adoptará el Gobierno.
El Grupo Cajamar reúne ya a 32 de las 59 rurales que siguen operando en España. La caja almeriense seguirá operando como tal, pero con el respaldo financiero del Banco Cooperativo recién creado
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