Hace diez años que empezó a correr el agua desbocada del embalse bastetano del Negratín por el vientre de PVC para chorrear, como si fuera oro líquido, en los campos secos como calaveras de Antas, Cuevas, Pulpí, Huércal-Overa o Albox.
Hace eso, una década, que se sustanció el sueño de los caballeros del campo, los viejos agricultores de la vega del Almanzora: contar con agua garantizada todo el año para sus lechugas, sus brócolis, sus cítricos, sus tomates, sus coles.
Antes de ese hito, que ha cambiado la faz agrícola de media provincia, hubo muchas reuniones en bares de carretas, muchos encuentros en busca de financiación que comenzaron en la Comunidad de Regantes de Pulpí a través del empuje terco de Lorenzo Belmonte y de gente como Gonzalo Rojas de Palomares, Juan Camacho de Zurgena, Antonio Segura, de Vera o de Matías Gómez, de Los Guiraos, Antonio Carrión de Tíjola o José Miras Carrasco de Albox.
Había ganas, pero no dinero y la Administración dijo que inversión pública cero. Belmonte era consciente de que no había suficiente orquesta para bailar con un proyecto de 180 millones de euros para traer el agua dulce del Guadiana Menor hasta la presa cuevana.
Los contumaces pulpileños tantearon la zona de Los Vélez, pero no encontraron interés suficiente. Hasta que tocaron a la puerta de las comunidades de regantes del Almanzora y se produjo el hechizo por un proyecto que, a la postre, en estos diez años de singladura ha proporcionado una riqueza agregada de 4.000 millones de euros y 15.000 empleos en el sector agrícola. Nunca antes, en tierras del Levante y del Almanzora, se había abordado, con capital privado, un proyecto tan agradecido, tan generoso con el dinero invertido.
Necesidad e ingenio La necesidad agudiza el ingenio y los regantes, 19 comunidades de 27 pueblos, decidieron constituirse en Junta Central de Usuarios y crear la Sociedad Anónima Aguas del Almanzora que es la que gestiona el caudal, los ingresos por venta de agua a Galasa y los costes de amortización de la obra con una cuota anual de cinco millones de euros. La noticia, entonces, alcanzó dimensiones nacionales: era la primera gran obra del Plan Hidrológico Nacional, cuya actuación estrella era el Trasvase del Ebro, y se tuvo que enfrentar a las manifestaciones alentadas por los alcaldes de la comarca de Baza.
“A la vuelta de los años, la contundencia de las cifras han demostrado que el Negratín, que toma sus aguas de los ríos Guardal y Castril, ha sido la obra privada más rentable de la provincia, que ha contribuido también al desarrollo turístico e industrial”· señala Javier Serrano actual presidente de Aguas del Almanzora, sucesor de Lorenzo Belmonte.
Este fulgurante trasvase ha contribuido no solo a consolidad 24.000 hectáreas de cultivo, sino también a abrirse a otras variedades. Desde 2004 han siso transferidos más de 425 hectómetros de agua para regadío y aproximadamente 60 para abastecimiento humano que gestiona Galasa y facturan los regantes. Los agricultores tienen 50 años para amortizar la obra.
Sociedad Port Rail Ahora, los regantes almanzoríes se encuentran embarcados en otra aventura, la de la Port Rail, una sociedad privada que busca desarrollar el transporte ferroviario de frutas y hortalizas en una estación intermodal en Pulpí Por ahora no hay nada más que eso, muchas gana. Lo mismo que hace 10 años con el Negratín.
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