Las salas de subastas desaparecieron hace tiempo en Holanda. Su alto grado de control de los precios agrícolas hace que disfrute de mando en plaza perpetuo en la comercialización de verduras en el corazón de Europa.
No es oro, sin embargo, todo lo que reluce, sin embargo en los tercios hortícolas de Flandes: la mayor región europea competidora del invernadero almeriense atraviesa por horas bajas, como el adjetivo de este país no más grande que la mitad de Andalucía.
Según los datos de un informe de Rabobank, la Cajamar de los Países Bajos, miles de agricultores están yendo a la bancarrota por sus altos costes de producción. Las temperaturas gélidas de la región hace que el gasto energético en calefacción y las estructuras de acero y cristal se haya disparado y hayan aflorado los números rojos ante la caída de precios por el veto ruso y los pasos que va dando Almería y Murcia para perfeccionar sus sistemas de venta. Así lo ha explicado Ruud Huirne, director del área alimentaria e investigación agraria de Rabobank, “lo que ahora vemos es que los precios son demasiado abajo y esto está poniendo a los productores en dificultades financieras. Las cooperativas siguen cultivando pimiento y sin embargo la demanda local es inexistentes y en tomate, no se ha apostado por especialidades snacks que triunfan en el mercado.
El presidente de la Asociación de productores de invernaderos, Nico Van Ruiten, la Coexphal holandesa, confirma también que “hay muchos productores cultivando lo mismo y hay que pensar en la demanda y hacer una estrategia de marca”.
No obstante, alrededor del 25% del comercio hortofrutícola del mundo está en manos de firmas holandés, como reexportadores de otras producciones como las del Poniente almeriense, Níjar y la Vega de Almería. Nadie les ha conseguido mojar la oreja en este segmento de negocio y cuenta con cooperativas como Florar-Holland, The Greenery o Nortura que facturan miles de millones de euros.
Cartel de cerrado
El crédito campaña, tan familiar en Almería como desconocido en Holanda, empieza a comercializarse en el agro local ante la falta de liquidez de los productores. 200 empresas holandesas de producción han puesto el cartel de cerrado en sus invernaderos en el último trienio y la mitad no puede pagar sus facturas, según un informe de la consultora Mckinsey. “Tenemos buenos productores y nuestras verduras están en 24 horas en supermercado británicos, pero perdemos terreno con la competencia española, reconoce Van Ruiten al canal Nu.nl.
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