Almería tiene un producto imbatible: dentro de veinte años, en el primer mundo, se seguirá comiendo tres veces al día. No pasará de moda la ensalada de tomate, la guarnición con pepino o las verduras hervidas. Almería no vende batas que pueden pasar de moda o sofás de caoba con el riesgo de ser desterradas por la tiranía del diseño.
La provincia vende alimentos, la base de la pirámide de cualquier economía familiar, un seguro de vida para el PIB de un territorio, si no se producen cataclismos.
Asia, Europa y EEUU
De todo eso habló ayer en la Casa de las Mariposas, con timbre atiplado, con el Almería jugándosela en la hierba, Tomás García Azcárate, consejero de la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea, un rutilante gurú del sector que envidó a los presentes a imaginar el comportamiento de los mercados dentro de veinte años, en un trío de intereses asiáticos (donde se está escribiendo el futuro del mundo), europeos y norteamericanos. Al acto, organizado por Cajamar y Cosentino, asistieron unas 80 personas y estuvo complementado por Jerónimo Molina, presidente de las Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía y moderado por Pedro Manuel de la Cruz, director de La Voz de Almería.
El consejero espigó las oportunidades que tiene Almería en el sector agroalimentario, “quien tiene el producto, tiene la fuerza”, con las ventajas competitivas de clima y suelo. Señaló que “Almería es entrada y retaguardia del Mediterráneo y además ha conseguido crear un interesante clúster de investigación con el Ifapa, el Cesic y la Estación Experimental Las Palmerillas de Cajamar”.
Almerimarroquíes
Se mostró partidario de que Almería se desarrolla con Marruecos no contra Marruecos (algún día habrá una asociación de productores almerimarroquíes), en la misma medida que lamentó que la provincia no haya desarrollado la energía solar en los invernaderos como ha hecho Holanda.
Incidió García-Azcárate en los problemas por los que está atravesando la horticultura holandesa y las exigencias de la entidad financiera Rabobank acuciada por los compromisos de solvencia del Banco Central Europeo.
El consejero, que cuenta con un exótico blog titulado Solo los paranoicos sobreviven, enfatizó que hay que estar siempre en alerta agrícola, buscando nuevas soluciones a los nuevos problemas, “otear por dónde nos pueden venir los palos”.
Vaticinó que los próximos veinte años serán los de la explosión cualitativas. Se mostró escéptico sobre las posibilidades del AVE y de las autopistas del mar frente a la carretera para exportar hortalizas.
50.000 socios
Para ver la influencia del tratado de libre comercio con EEUU (TTPI) señaló que “hay que esperar a la letra pequeña, queda mucho por consensuar sobre exigencias fitosanitarias y la normativa federal de los estados americanos o el arbitraje”.
El almeriense Jerónimo Molina subrayó la necesidad de que Almería incremente el valor añadido de la producción aproximándose a la media europea.
Otra las claves para el presidente de las cooperativas andaluzas es que las empresas adquieren un mayor tamaños, “hasta contar con 5.000 o 50.000 agricultores, serían más eficientes en costes de suministros y más profesionales, manteniendo que las unidades de producción sean de pequeño tamaño y manteniendo la base familiar”.
Almería cuenta con productos naturales, señaló, como son las hortalizas y las frutas y eso en los mercado se valora en una sociedad orientada a conservar la salud hasta el centenar de años.
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