Fue una docena de campesinos que sembraban patatas y maíz los que decidieron unir su producción para venderla a mejor precio en el mercado de Almería.
Era el año 1944, año de penurias, de hambre pura, de estraperlistas escondidos en soportales en la calle Juan Lirola. Así fueron haciendo grande a esa primitiva cooperativa de La Cañada -bautizada con el nombre del santo campesino- familias labradoras como los Berenguel, los Del Águila, los Castillo, los Vargas, los Andújar, hasta convertirse en uno de los santos y señas de la industria agrícola de Almería.
Mañana, la CASI, esa cooperativa de los primitivos vegeros de Almería compuesta hoy por más de 1.500 socios, rubrica los actos de su 70 aniversario que se iniciaron el pasado mes de octubre con el estreno de nuevos envases para las hortalizas con el emblema de la efemérides.
CASI se ha convertido en la primera comercializadora de tomate de Europa con unos ingresos cercanos a los 200 millones de euros, 230 millones de kilos de tomate comercializados a más de veinte países.
La alianza de los vegueros
El presidente, Miguel Vargas, resaltó ayer la importancia de poder cumplir siete décadas, camino ya de las bodas de brillante, como una organización líder en la provincia.
“En este periodo, CASI ha sabido conjugar la más pura tradición agrícola en el cultivo cultivo y comercialización de hortalizas, con la constante evolución de los métodos y sistemas de trabajo”, precisa la cooperativa. La dirección de la cooperativa ha organizado para mañana en el Auditorio Maestro Padilla de Almería un programa de actividades para reflexionar sobre sus propias señas de identidad, sobre su papel en el conjunto del sector y sobre los retos que le esperan en el futuro en un mercado cambiante.
La jornada se iniciará con una Exposición Fotográfica titulada ‘CASI. Tal como éramos’ en la que se mostrará un recorrido gráfico a través de imágenes del pasado de esta cooperativa y sus agricultores.
En el ciclo de conferencias intervendrán Juan del Aguila Molina, fundador, presidente emérito de Cajamar Caja Rural e hijo de La Cañada; José Angel Aznar Sánchez, profesor de la Universidad de Almería y Clara Aguilera, eurodiputada y vicepresidenta de la Comisión de Agricultura en el Parlamento Europeo.
Tiempo para la historia
En la época en la que surgió la CASI La Cañada estaba llena de Cortijos con establos y chineras donde se engordaban los marranos y se sembraba trigo, cebada y tomates con caña; tiempos de aparcerías como la del Cortijo del Fiscal, propiedad de Rafael Romera y Juan Vargas, que administraba Francisco Gómez Montes Frasco, con unas cien tahúllas de tierra de regadío y cinco hijos que alimentar.
Ese fue el venero de donde fueron saliendo los futuros socios de la CASI, extendiendo los cultivos al tomate, al pimiento y otras hortalizas. Labraban entonces con yuntas de vacas serranas y desplazaban el género en carros de mulas o en burras hasta bien entrados los años 50, hasta la alhóndiga de la capital.
Después llegaron los isocarros y los motocarros a los caminos de la vega y la modernidad de la furgoneta, así, sin parar, hasta hoy, 70 años después de ese génesis.
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