Juan Miguel Villar Mir, el patrón de OHL y principal accionista de Inmobiliaria Colonial, ha dado un golpe de mano en Mojácar para poner en valor el Gran Hotel Palacio de La Marina, un establecimiento de ensueño sobre las ruinas de un antiguo palacete que lleva diez años en el dique seco.
El Hotel, de cuatro estrellas superior y 140 habitaciones, se levantó en 2006 sobre el palacio de estilo persa construído en un promontorio entre Mojácar y Garrucha en 1907 por el Marqués de Chávarri. Después pasó a manos de la familia Garrigues Walker y un grupo de inversores locales lo vendieron posteriormente a una empresa gallega que a su vez lo traspasó al Grupo 2002 y a Colonial, cuando estaba presidida por Luis Portillo.
Ahora, Colonial acaba de cerrar un acuerdo con la cadena vacacional Fergus Hotels para explotarlo en régimen de arrendamiento. El Hotel ha sido renovado estos últimos meses tras mantenerse tanto tiempo cerrado desde que fue construido hace casi una década y es previsible que abra, por fin, el próximo mes de julio.
Interés de Rossell
Playa Senator, el grupo hotelero almeriense controlado por la familia Rossell pujó también por el establecimiento pero sin llegar a un acuerdo. No en vano, José María Rossell inició su actividad hotelera en el Hotel Costablanca de Garrucha, muy cerca del Palacio de la Marina de la Torre.
Colonial ha intentado vender el hotel y un campo de golf anexo por 35 millones de euros que después rebajó a 26 millones, pero sin llegar a cerrar operación alguna.
El complejo se divide en dos partes integradas: por una parte el Palacio del Marqués, en el que se ubican cuatro suite dobles de lujo, con una réplica de la fachada original, con arco de herradura central, dos torres a cuatro aguas con alero coronadas por cúpulas bulbosas a modo califal y una inmensa escalera de mármol blanco y rejería.
Detrás del pórtico aparece el hotel con restaurante, zona spa, salas de conferencia, piscinas, con una superficie construída de 12.000 metros. El complejo, en la urbanización de la Marina, disfruta de un campo de golf de 18 a escasos metros de la playa de La Marina. El Hotel fue promovido por el Grupo 2002 de la familia Carabante, con un proyecto del arquitecto Francisco González de Canales y una inversión de 18 millones de euros.
Historia legendaria
Nunca entró en actividad, lastrado posiblemente por el contencioso entre Colonial y José Ramón Carabante, que, a su vez, integró los activos en la propia inmobiliaria catalana.
Una de las filiales de Grupo 2002 opera en propiedad el campo de golf adyacente al antiguo Palacio. Colonial ha preferido darle de una vez por todas actividad a este emblemático hotel que esperar a una hipotética venta, una posibilidad que seguirá abierta porque la inmobiliaria catalana no tiene vocación hotelera.
En el Levante almeriense siempre ha habido una gran expectación por la trayectoria seguida por este establecimiento, heredero de uno de los iconos más emblemáticos de la comarca: el viejo Palacio de los Chavarri, la construcción más lujosa en su tiempo en toda la provincia.
El lujoso palacete de Benigno Chávarri
Cuando los barcos de los Chávarri, los industriales vascos que edificaron el Palacio, pasaban por delante solían disparar varias salvas de pólvora. Edificado en 1907 por don Benigno, Estaba rodeado de huertos inmensos bajo el Cerro del Moro Manco.
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