El crack de Agrupaejido deja en el aire a 500 empleados

Los agricultores que pueden resultar afectados por la crisis de la empresa llega a 2.000 en 1.600 hectáreas

Una de las subastas de Agrupaejido en El Viso
Una de las subastas de Agrupaejido en El Viso
Manuel León
01:00 • 09 jul. 2015

Ayer se remataron pimientos, pepinos, tomates, calabacines, berenjenas y judías en las corridas de Agrupaejido como si fuera un día cualquiera. Sin embargo, la incertidumbre se cierne sobre el futuro de esta empresa de subastas fundada en 1979 por José López Requena.
La compañía presidida y controlada a más de 90% del capital social por Cecilio Guillén tiene en nómina una media de casi 500 trabajadores -350 fijos discontinuos y poco más de un centenar fijos, algunos con una antiguedad de 40 años- cuyo futuro es incierto.
Tras la situación preconcursal de  la firma y su falta de liquidez, proveedores, clientes y todas la pequeña industria que gira en torno a la empresa se preguntan qué va a suceder, como los primeros minutos del pasaje del Titanic antes de rozar el iceberg.
El campo almeriense era ayer un hervidero sobre el futuro de esta compañía que mueve 130 millones de kilos anuales y factura 90 millones de euros.
Todo está unido a la tierra en este bosque vegetal de recolectores, comercializadores, brokers, distribuidores, vendedores de plásticos, abonos, riegos y estructuras: el aleteo de un abejorro polinizador en La Curva de Adra puede provocar un anticiclón en un almacén de Campohermoso.
La fractura abierta en el casco de Agrupaejido preocupa también a los 2.000 agricultores que venden de forma más o menos fiel en las cinco  salas de subastas de la empresas como una ola que va de Poniente a Levante y a los que se les adeudan liquidaciones de campaña.




Incertidumbre
Agrupaejido es una de las comercializadoras de compraventa directa más diversificada geográficamente en la provincia con cinco alhóndigas en La Redonda, Cortijos de Marín, El Viso, Níjar, Adra y un centro de manipulado en La Mojonera lo que suma 25.000 metros de naves. Al menos tres de ellos (Níjar, La Redonda y Adra) tenían previsto continuar con la actividad comercial en agosto.
El pool financieros liderado por Cajamar, junto a Unicaja, Caixabank, BMN, Santander, Popular, Bankia y Targo Bank, negoció con Cecilio Guillén la reestructuración de la deuda financiera valorada en 70 millones de euros desde comienzos de año, pero sin resultado. La clave, según fuentes financieras, ha girado en torno a si Guillén debe seguir manteniendo o no el control de la compañía con la mayoría del accionariado.
Ante la falta de acuerdo, el Consejo decidió solicitar preconcurso voluntario de acreedores que derivará en poco más de una semana en concurso si no se produce antes un acercamiento entre las parte para retirarlo.
Cecilio Guillén envió ayer una carta a la dirección de Cajamar en la que le requiere que deje de cerrar las líneas de circulante (tesorería) de forma inmediata “puesto que conduce al estrangulamiento económico de la empresa”.
Añade Guillén en su misiva que “Agrupaejido mantiene un nivel de facturación que hace posible su viabilidad y el concurso es una herramienta para superar situaciones de falta de liquidez”.
Guillén se queja de que ha sido obligado a realizar pagos anticipados de la deuda a cuenta que vencían en el año 2022 por valor de 5,5 millones, “esto es represalia o pura presión”.
Cajamar expresó que la decisión de romper la negociación con el pool bancario para restructurar deuda conduce a la inevitable liquidación de la compañía y pone a Agrupaejido al borde de su  desaparición.










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