Almería no ha dejado de crecer en superficie invernada desde el año 2009 y cerró 2015 con una extensión de 30.230 hectáreas bajo plástico, el 2% más que el año anterior, según datos de la Delegación Territorial de Agricultura. Es la primera vez en el medio siglo de vida de la agricultura bajo abrigo que la provincia rebasa las 30.000 hectáreas, después de varias campañas quedándose a las puertas.
Se confirma aún más cómo la agroalimentación, además de ser el principal sector económico de la durante la crisis, ha sido también el más socorrido refugio para la inversión.
Vera y Pulpí, con crecimientos del 25%, son las zonas agrícolas donde más se ha disparado la nueva superficie bajo plástico, frente a Roquetas, zona más madura de agricultura intensiva, que ha experimentado una recesión del -0.3%. A la cabeza en superficie se perpetúa El Ejido, con 12.446 hectáreas y un alza del 1,29%. Le siguen Níjar (5.042 hectáreas), Roquetas (2.023 hectáreas), Vícar (1.865), La Mojonera (1.387), Adra (1.376) Berja (1.602), Dalías (379), Cuevas del Almanzora (335), Pulpí (251) y Vera ((43).
En los últimos años se han incorporado recursos humanos y financieros valiosos para la actividad impulsando un nuevo proceso de expansión en del sector. Esto ha incidido en el aumento de la superficie y en la modernización de las instalaciones existentes.
Otro de los fenómenos que ha despuntado en las últimas campañas ha sido la generalización del control biológico frente a la sola dependencia de los químicos, sobre todo en pimiento, casi el 100%, el 85% en tomate y más del 60% de media en todos los cultivos.
La expansión del plástico, de la agricultura de primor almeriense se está produciendo allí donde más suelo queda disponible, como el Campo de Dalías o el Levante.
Diversos ciclos
A pesar de las limitadas disponibilidades de suelo y agua, no se ha producido una moderación de las presiones expansionistas. Si se tienen en cuenta los diversos ciclos, de invierno y primavera, la superficie efectiva cultivada total de frutas y hortalizas en la pasada campaña supera las 53.000 hectáreas.
Las variaciones más importantes de los productos a cuento a la superficie cultivada se registró en la berenjena con un aumento del 28%, seguida del melón y la sandía. Sin embargo, el tomate, una hortaliza con menos trecho de crecimiento ya, cayó un 6,7% en superficie cultivada. El vaivén de la berenjena es llamativo ya que en la penúltima campaña redujo su cultivo en un 15%.
Unas explotaciones más industriales
El profesor universitario y experto en el sector, Juan Carlos Pérez Mesa, considera que lo importante de este crecimiento es saber cuál es la superficie media por agricultor y cómo ha evolucionado “ya no se puede hablar de las 2,5 hectáreas de media, estoy convencido de que la superficie ha crecido por las inversiones industriales de los últimos años, creo que el campo se está polarizando entre las explotaciones familiares y las grandes fincas industriales, yo apuesto por un modelo intermedio”.
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