“Toda la provincia de Almería debe comprometerse con su universidad”

Entrevista a Pedro Asenso, escritor, profesor, economista y experto en gestión pública

Pedro Asensio, profesor y escritor.
Pedro Asensio, profesor y escritor. La Voz
La Voz
14:47 • 29 jun. 2018

Pedro Asensio es economista, experto en gestión pública y marketing y, además, escritor. Pocos conocen mejor que este almeriense la evolución de la provincia en estos últimos años, que ha crecido hasta niveles que eran inimaginables hace unas décadas. En este desarrollo ha tenido buena parte de culpa la Universidad de Almería, institución de la que Pedro Asensio se siente “orgulloso” y que analiza con sobriedad, conocimiento y una interesante capacidad de autocrítica.



 



La UAL cumple 25 años y en este 2018 ha aprobado su presupuesto más alto desde la crisis. ¿Cómo afectaron al sector de la enseñanza pública esos años tan inestables?



En aquel tiempo el sector público español se vio obligado a aplicar políticas restrictivas, dado que la prioridad era evitar el rescate financiero, reduciendo el alarmante desequilibrio provocado por un alto nivel de deuda y déficit público. Lógicamente, las políticas educativas también se vieron afectadas, si bien, a mi juicio, el gasto en educación, entendido como una inversión en capital humano, se resintió mucho menos. El gasto en educación compensa a medio y largo plazo los desestabilizadores económicos en épocas de crisis.



¿Qué papel juega actualmente la UAL en la economía de la capital e, incluso, de la provincia?



Resulta casi una obviedad destacar el relevante papel que esta institución juega en toda la provincia. No obstante, prefiero imaginar que lo mejor está aún por llegar. La Universidad debe adquirir un mayor protagonismo y erigirse como una de las instituciones líderes en el desarrollo social y económico del sureste español. El profesorado debe aspirar a la excelencia mediante la investigación y la calidad de la docencia. Eso se consigue con formación continua y una mayor aproximación a la realidad.  



¿Qué le parecen los contratos que genera la UAL para los más jóvenes, por ejemplo, en materias de investigación?



Positivos como un medio para captar talento. Indeseables cuando se utilizan como un pretexto para evitar una mayor dotación en personal o, lo que es lo mismo, consolidar la precariedad laboral. La Universidad debe mejorar la transmisión de conocimiento e innovación y facilitar la  implantación de nuevas fuentes de riqueza y empleo. Con la administración local, por ejemplo, donde ejerzo mi profesión, aún quedan muchos campos en los que colaborar. Si el profesorado se implica y el sector público y privado se animan, cualquier fórmula de colaboración es positiva.

 

¿Qué opina del importe de las tasas de las matrículas en las universidades públicas?

No soy partidario de practicar políticas generalizadas de reducción de tasas, porque, en términos de economía política, se puede incurrir en injusticias e ineficiencias. En no pocas ocasiones esconden pretensiones populistas y demagógicas. Son injustas por su carácter regresivo, ya que destina recursos públicos, no solo a quien lo necesita, sino también a quien no. Son ineficientes porque la práctica indiscriminada de subvenciones o reducción de tasas o  precios públicos nos lleva al despilfarro. Prefiero facilitar el acceso a quien carece de recursos mediante programas ambiciosos de becas y, sobre todo, fomentar la mejora y la excelencia del estudiantado.


¿Cómo ha evolucionado económicamente Almería a lo largo de estos 25 años?

El punto de inflexión se produce a finales de los setenta del siglo pasado, cuando los ciclos migratorios dejaron de presentar saldos negativos. Esto coincide con el espectacular desarrollo de la denominada agricultura de invernadero y una industria asociada que nos ha permitido generar mucho más valor añadido del que tradicionalmente produce el sector primario. El turismo ha experimentado una mejora en términos de calidad más que notables. Todo esto ha contribuido a una sustancial mejora de nuestra renta per cápita y, sobre todo, convivimos con unas expectativas positivas como jamás hemos conocido en la historia de Almería. No obstante, la excesiva dependencia del sector servicios nos debe alertar sobre la necesidad de fomentar la bioeconomía, energías renovables, derivados de la piedra natural, nuevas tecnologías, agroindustria o turismo cultural y de la naturaleza. 


Según esta evolución de los últimos años, ¿cree que Almería tiene que esforzarse por ser una ciudad universitaria o debe dejar que las cosas sigan su curso natural?

No solo la capital; toda la provincia de Almería debe comprometerse con su universidad, pero no solo en el sentido clásico de ciudad universitaria, es decir, un lugar que acoge a estudiantes, sino como una suerte de ‘cluster socioeconómico’ que lidere los sectores más dinámicos. En este sentido, la UAL deber dar, pero también recibir y, sobre todo, consolidarse como una cantera que nutra de buenos profesionales, empresarios y, lo más importante, ideas.


Usted es conocedor del impacto de las universidades en otras ciudades que sí centran su economía en los estudiantes. ¿Cree que sería viable este modelo para una capital como Almería? 

Esas ciudades albergan universidades que atesoran una gran historia y prestigio aunque, en la actualidad, el prestigio se mide en tiempo real, o lo que es lo mismo, con resultados. Son modelos que no tienen por qué asemejarse al de la UAL. Busquemos la singularidad almeriense, de acuerdo con nuestras características socioeconómicas, posición geoestratégica y fortalezas. Emulemos lo mejor de otros, pero confiemos también en las posibilidades endógenas porque el potencial es muy alto.


Por último, ¿qué valoración hace, desde el punto de vista de desarrollo económico, de que Almería tenga una universidad con las características de la UAL?

Debemos estar orgullosos de Almería y de su Universidad. En este sentido, a los almerienses nos falta más ambición y amor propio. Pero, por otra parte, reivindico la necesidad de autocrítica porque, aún siendo optimista, creo que se puede hacer mucho más. El peligro de la universidad española es la endogamia, procesos selectivos imperfectos donde se cuela la mediocridad, departamentos ineficientes, a veces regidos por el "copiaypega" o el tedio burocrático. Almería y su universidad deben dirigirse hacia modelos de éxito. Salir, conocer, estudiar, innovar, mejorar, progresar… Y, sobre todo, amplitud de miras: el clásico concepto de comunidad universitaria, es decir, profesorado, alumnado y administración y servicios debe superarse. 


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