Los concursos de ganados durante la feria de los años 40

Cartel de la Feria de Almería del año 1947.
Cartel de la Feria de Almería del año 1947. La Voz
Lola Haro
19:23 • 23 ago. 2018

Continuando con el repaso a los eventos que durante los años cuarenta eran muy destacados dentro de los programas de festejos de la feria de Almería, junto a los ya recordados en días anteriores como la fiesta de la Exaltación de la Cosecha o el Certamen de la Producción Almeriense, no podemos dejar de hablar de los concursos de ganados que se sucedieron en estos años.




En el año 1944 aparece la primera referencia al concurso provincial de ganados de la década en la programación. No duraba tantos días como la totalidad de la feria, pero sí se desarrollaba durante una parte de los mismos. Con la finalidad de exponer y dar a conocer una amplia variedad del ganado proveniente de distintos lugares de la provincia, se organizaba esta muestra-concurso que solía tener lugar en una amplia explanada equipada con lo necesario para la organización y atención de los animales durante esos días en la avenida Rodrigo Vivar Téllez.




En esta muestra no solo podían participar ganaderos con sus animales, sino que también había una sección especial dedicada a las industrias pecuarias, entre las que desacataban los embutidos, curtidos y productos lácteos. Esto era así con el propósito de facilitar a los interesados la exposición de sus productos para dar a conocer su incremento y relieve en la provincia.




En el reglamento del concurso se detallaban los aspectos a tener en cuenta antes de la asistencia al mismo: inscribir a un animal en solo una categoría, aportar su genealogía (en caso de disponer de ella) o la necesidad de presentar sus correspondientes guías de origen y sanidad como requisito indispensable para poder tomar parte de la muestra.




Respecto a las cuantías que se destinaban a premios, en una de las ediciones de este concurso, y a modo de ejemplo, se dedicó la cantidad total de 12.000 pesetas, concediéndose también menciones honoríficas y diplomas de honor. Además, como la lista de categorías era muy extensa, multitud de organismos oficiales y empresas privadas hacían una donación de una copa para el evento y después, cuando se publicaba la lista de ganadores, eran mencionados como agradecimiento por su aportación, es decir, hacían las veces de patrocinadores de cada uno de los premios otorgados.




La muestra era extensísima: desde caballos a gallinas, pasando por burros, vacas, yuntas de toros sementales, mulas, garañones, ovejas, concejos, caballos, perros de caza, cerdos, ocas, patos… Entre las categorías que más nos podrían llamar la atención a día de hoy, podríamos mencionar la presencia de “pájaros de lujo” y palomas mensajeras. Una de los más llamativos ejemplares en una de sus ediciones fue el pabellón dedicado a la raza ovina Karakul, en el que había varios ejemplares de la variedad dorada (de muy difícil obtención), así como varias pieles cuyo precio oscilaba entre las mil y las mil quinientas pesetas.




El jurado visitaba los animales expuestos y se reunían para determinar a los ganadores antes del acto de clausura en el que se entregaban los premios. Se examinaba minuciosamente a los diferentes grupos de ganado realizando pruebas de rendimiento lechero en los casos oportunos y tomando las medidas zoométricas necesarias para evaluar a los animales.




 A finales de la década se empezó a organizar, paralelamente al concurso de ganados descrito, una feria de ganado y como modo de fomentar el comercio en esos días, se eximía de la entrega de compensación a la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes por la expedición de la guía de circulación de los ganados adquiridos en la misma.


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