La programación musical de este #AlmeriaEnFeria del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, guardaba un cajón para prácticamente todos los públicos. Después del enérgico sonido indie del Cooltural Fest, el flamenco emocional de Niña Pastori, o el baile latino de Ricky Martín, y antes de que los jóvenes talentos de la nueva hornada de Operación Triunfo den rienda suelta al ‘fenómeno fan’ en su máxima expresión, anoche fue el turno para los rockeros más empedernidos.
Era el momento de despedir como merece a Rosendo Mercado, considerado el padre del rock urbano, desde Leño a su posterior recorrido en solitario, que está embarcado en su última gran gira. La despedida de un maestro que, precisamente, estuvo precedido ayer de una de esas numerosas bandas que tanto se han dejado influir por las formas adustas y rugosas del carabanchelero: Enemigos, con Josele Santiago al frente en voz y a las seis cuerdas y bien escoltado por el almeriense Fino Oyonarte al bajo, Manolo Benítez a la guitarra y Chema ‘Animal’ a la batería.
Con la sobriedad que les caracteriza, de riguroso y elegante negro, el cuarteto fue desgranando una sucesión de himnos de los que se puede decir que no estuvieron todos los que son, pero sí que son todos los que estuvieron, incluido el par de concesiones a su más reciente ‘Vida Inteligente’, álbum con el que refrendaron su regreso a los escenarios tras unos años en barbecho. “Estamos preparando otro nuevo disco, que saldrá pronto”, avanzaría Josele.
‘Esta Mañana He Vuelto al Barrio’, ‘Brindis’ y ‘Me Sobra Carnaval’ fue la entrada para poner a pleno rendimiento una maquinaria que lleva conquistando a su público con la potencia de sus guitarras y la solidez de su base rítmica desde hace décadas. Calentamiento a una fase posterior que bien podría valer como cierre de concierto con la versión de ‘Señora’, la suicida ‘Septiembre’, el homenaje al amigo perdido ‘An-Tonio’, “que siempre va con nosotros”, o ese vacilón riff de ‘No Se Lo Cuentes’.
Conscientes del ‘respeto a mayores’, como es habitual, Enemigos dedicó su ‘Yo, El Rey’ a Rosendo, para concluir con el tramo más veloz de su actuación con la furibunda ‘Dentro’. Punto de inflexión hacia unos pasajes más reposados, con mayor querencia bluesera dentro del estilo vieja escuela de la banda, con temas como ‘Desde El Jergón’, ‘Vida Inteligente’, ‘Soy Un Ser Humano’ o ‘Alegría’.
Sin tiempo para hacer el ritual de los bises, Enemigos recogería los aplausos finales de los casi 3.000 asistentes al doble concierto con la reciente ‘Cementerio de Elefantes’, la desafiante ‘John Wayne’ o, siempre inamovible, ‘La Cuenta Atrás’.
Una actuación concisa y precisa, pues pocas bandas como Enemigos pueden realizar mejor la función de preludiar al rockero de la melena plateada.
Rosendo recoge lo sembrado
Y tras el cambio de escena de rigor, Rosendo salía con sus inseparables Rafa J. Vegas al bajo, como siempre con camiseta de ‘El Bar de Jo’, y Mariano Montero a la batería. Abrió con la declaración de intenciones de ‘Aguanta El Tipo’, que suena más atinada que nunca dado que en febrero llegara a la edad: “Aguanta el tipo, son sesenta y cinco”. Alarde de guitarrazos, solos concisos y estrofas llenas de recursos estilísticos, Rosendo atesora temas para hacer cuatro repertorios y que la cosa no flojee.
Anoche, se sucedieron canciones con poso como ‘Por Meter Entre Mis Cosas La Nariz’, ‘Cada Día’, “la prima Elena” en ‘Cosita’ o ‘Deja Que Les Diga Que No’, con otras de mismas hechuras pero más recientes, como ‘Muela La Muela’ o ‘El Botillo y la Pringá’, enésima muestra de su castizo uso del lenguaje, ‘Cuando’, ‘Cúrame De Espantos’ o ‘No Son Gigantes’. Entre todas ellas, se coló una versión muy especial del ‘No Dudaría’ de Antonio Flores, que puso a saltar y cantar a todo el recinto de conciertos de #AlmeriaEnFeria.
En unos tiempos para el rock independiente en el que los aires festivos del viento y metal han acabado fagocitando buena parte del porcentaje de los carteles, lo de Rosendo tiene también mucho de ejercicio estoico. No le hacen falta grandes efectos ni abrumar a cambios de ritmo para poner a la gente cerca de la catarsis colectiva con temas de desarrollo lento como ‘Mala Vida’ o ‘…¡Y Dale!’, con ese solo de guitarra en el que uno podría quedarse a vivir.
Tras el pequeño descanso en el tempo, Almería se volcó en el adiós a uno de sus veraneantes más fieles (no olvidemos que es amante de Cabo de Gata y San José, y en el Cortijo del Aire ha grabado varios de sus discos de los últimos veinte años) con ‘Soy’, ‘Amaina Tempestad’, siempre vibrante, o la descreída ‘Vergüenza Torera’. Locura colectiva para el recuerdo a Leño en ‘El Tren’, enlazada con un ‘Flojos de Pantalón’ que tiene otro de esos solos antológicos, brillantemente sustentado siempre por una efectiva base rítmica.
La fiesta tocaba a su fin, pero la alegría del apretón final no dejaba pasar la nostalgia de que, para muchos, era la última vez con Rosendo. ‘Masculino Singular’, ‘Pan de Higo’ y ‘Navegando’ cerraron el set. “Almería, nos veremos en esta u otra vida, no nos veremos, pero lo que sí tengo claro es que nos acordaremos siempre”. Era el tiempo de los bises y el público le prometió estarle siempre ‘Agradecido’, por la música, por las canciones, por las letras y porque, de alguna forma, Rosendo ha sido para muchos un ejemplo de rectitud e integridad en eso de las ‘Maneras de Vivir’.
Y porque el rock en España no se entendería sin él.
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