Llevas tiempo dándole vueltas a la idea. No sabes si merecerá la pena o, por el contrario, es algo imposible de alcanzar. Las dudas dan vueltas por tu cabeza, es imposible saber si todo saldrá bien o el esfuerzo, finalmente, se quedará en un mero intento. Miles de sentimientos recorren tu cuerpo. Sin embargo, hay uno que sobresale por encima de todos: la ilusión.
La ilusión es ese motor que tira de ti y te ayuda a dejar atrás los miedos y las incertidumbres para conseguir, por fin, tu sueño. Un sueño, que por muy inalcanzable que sea en un principio, siempre se puede conseguir. El esfuerzo, la constancia y el trabajo duro serán los combustibles perfectos para conseguir que ese motor no deje de funcionar ni un solo momento.
En todo el camino Y la ilusión es, además, ese sentimiento que te acompañará en todo el proceso de creación, desarrollo y comienzo de tu proyecto. Porque la ilusión es lo último que se debe perder. Sin él, las ganas de seguir desaparecerán.
Sin embargo, aunque en algunas ocasiones creas que ese sentimiento se desvanece y se hace cada vez más débil, la ilusión volverá en el momento en que tu proyecto se haga realidad, en la apertura del local, la primera venta, el primer cliente o la primera consulta. La ilusión estará ahí, de nuevo, para demostrarte que al final todo vale la pena y todo lo que queda es seguir luchando para que tu sueño siga adelante.
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