En la vida, nada es regalado. Si realmente queremos algo, debemos conseguirlo con el sudor de nuestro propio trabajo. El esfuerzo es una pieza fundamental del rompecabezas que es nuestro día a día, y debemos tenerlo presente, usándolo siempre que queramos ascender en nuestra vida. Y es que, los grandes hombres y las grandes mujeres son aquellos que se esfuerzan sin descanso, y no tiran la toalla a la primera de cambio.
Nadie dijo que comenzar nuestro propio negocio iba a ser fácil, pero es que las cosas que realmente merecen la pena no lo son. Muchas personas esperan a que la vida les regale los triunfos porque sí, que les lluevan del cielo y que todo salga a pedir de boca.
Pero los que realmente conocen el sabor de la victoria son aquellos que se han esforzado por conseguir lo que desean, los que se han caído y se han levantado tantas veces que ya ni se acuerdan. El esfuerzo y el trabajo no son valores que nos vienen con el nacimiento, sino que los aprendemos conforme vamos creciendo.
El esfuerzo es dignidad El esfuerzo es sinónimo de dignidad, de intentar hacer siempre las cosas mejor sin perder nunca de vista esa sonrisa. Son las ganas de luchar día a día, cueste lo que cueste, hora a hora y minuto a minuto, por conseguir nuestros sueños, aquello que tanto ansiamos. Y, aunque el camino no va a ser sencillo, nunca hay que dejar de luchar con esfuerzo.
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