Su afición por la costura y los encargos de su círculo más cercano para ocasiones especiales hicieron que María Bonilla se replanteara su futuro profesional.
Al quedarse embarazada durante 2019, puso todo su esfuerzo en que su futura hija creciera entre prendas diseñadas por ella misma. Difundiendo fotografías de sus modelitos por whatsapp y facebook de amistades se dio cuenta de la gran acogida que tenía y el negocio que podría montar practicando su pasión.
María cuenta que el apoyo de su marido fue fundamental para que finalmente se atreviera a dar el paso. Y justo cuando adquirió todos los recursos, llegó la COVID-19.
Como ya contaba con todos los materiales, aprovechó el confinamiento para diseñar hasta que el 20 de abril pudo abrir su página de instagram.
Desde entonces el proyecto va sobre ruedas. “Estoy muy contenta de la acogida que tuvo, fue un boom. Estuve todo el verano pasado trabajando”, explica María.
Trabajo
Con su taller en casa, el verano pasado y durante el mes de septiembre necesitó de ayuda externa ya que los clientes estaban muy contentos con su trabajo y cada vez era más conocida.
Este año ha tenido que seguir el mismo proceso debido a la gran demanda, lo cual la hace sentir “muy orgullosa y realizada”. Aunque las ventas caen en invierno, todo marcha muy bien.
MiMia, como llama cariñosamente a su hija María, es un proyecto muy cuidado desde el diseño de los patrones hasta el producto final que reciben los clientes.
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