De mamá a empresaria: la historia de Lidia Cara

A sus 38 años y madre de tres hijos, Lidia ha pasado de ser una dedicada madre a una empresaria visionaria que ha revolucionado la escena de la danza.

Lidia, quien pasó 14 años trabajando para una empresa después de completar su carrera, encontró su vida dando un giro inesperado con el nacimiento de su tercera hija, Vega. La decisión de quedarse en casa para cuidar de sus hijos fue un paso valiente, pero pronto comenzó a sentir que algo faltaba en su vida y en su identidad como mujer.

Fue en una comida con amigas cuando surgió la chispa que cambiaría su vida. La idea de combinar su pasión por la danza con un emprendimiento comenzó a tomar forma. En febrero, Lidia y sus amigas se aventuraron a Florencia para asistir a la feria internacional de la danza, donde tuvieron la oportunidad de conocer y absorber la energía creativa del mundo del baile.

Con esta inspiración en mente, Lidia regresó a El Ejido con un nuevo propósito. En poco tiempo, nació “Entre Puntas y Volantes”, una tienda especializada en danza, siendo la única tienda de su tipo en la zona. Lidia ha llenado un vacío en el mercado que había pasado desapercibido durante mucho tiempo.

La tienda ofrece una amplia gama de disciplinas de baile, desde la elegancia de la danza clásica hasta la pasión del flamenco, pasando por la gracia de la gimnasia rítmica y el equilibrio del pilates y el yoga. Esta diversidad de ofertas ha atraído a bailarines de todas las edades y niveles https://entrepuntasyvolantes.com/

“Desde el principio, nuestro objetivo es brindar un espacio donde los amantes de la danza puedan encontrar todo lo que necesitan para expresarse y crecer”, afirma Lidia con una sonrisa. “Cada disciplina de baile tiene su propia belleza y significado, y queríamos asegurarnos de que todos tuvieran acceso a los mejores productos y marcas”.

Su objetivo es ir sumando nuevas marcas y disciplinas, expandiendo la oferta y atrayendo a clientes de toda la provincia. Además, la empresaria agradece a Gabriel, su marido, y a Julia, Gabri y Vega, sus hijos, la implicación y el apoyo por su proyecto. La historia de Lidia nos recuerda que nunca es tarde para seguir nuestras pasiones.