La llegada del buen tiempo hace que los almerienses miren, automáticamente, a la playa. Y hablar de playa en la provincia es hacerlo, casi irremediablemente, de Cabo de Gata. El Parque Natural cuenta con rincones llenos de encanto más allá de sus espectaculares calas vírgenes de aguas cristalinas, y todos ellos están conectados entre sí gracias al sendero que une, de punta a punta, todo este espacio protegido.
Desde la playa de San Miguel, situada en la barriada de Cabo de Gata, hasta Aguamarga, este camino empedrado de 55 kilómetros de longitud se interna en plena naturaleza para permitir al senderista acceder a pie a cada playa del Parque Natural, de una forma respetuosa con el entorno y, sobre todo, permitiendo, a quienes opten por esta opción, realizar ejercicio físico al tiempo que disfrutan de uno de los lugares más mágicos de la provincia.
Se trata de un plan para todos los públicos idóneo para esta época del año, cuando el calor aún no se ha intensificado, pero la temperatura es lo suficientemente agradable como para poder darse un remojón entre cala y cala que sirva para descansar de la caminata.
Además, la Semana Santa es un buen momento para visitar Cabo de Gata si se quiere disfrutar de este entorno sin que haya masificación, y es que es a partir de junio cuando el Parque Natural empieza a experimentar la llegada intensa de turistas. Un plan diferente que mezcla naturaleza, playa, deporte y diversión. Lo bueno de Cabo de Gata es que nunca termina de conocerse del todo. Siempre hay sorpresas que descubrir.
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