“Nuestra Semana Santa no se entendería tal y como es sin la figura de la mujer”

María del Mar Marín es hermana mayor de la cofradía del Prendimiento

María del Mar Marín, hermana mayor de Prendimiento.
María del Mar Marín, hermana mayor de Prendimiento. La Voz
Luis F. Bonilla
07:00 • 13 abr. 2019

La suya es una historia casi predestinada. Hija, sobrina, hermana y prima de cofrade insignes, su vida personal ha estado siempre ligada a un nombre: Prendimiento. María del Mar Marín (Almería, 1987) se convirtió hace poco menos de un año en la primera hermana mayor de una de las cofradías más grandes de nuestra Semana Santa para continuar una labor de renovación y rejuvenecimiento de una hermandad que pasa por una etapa intensa en cuanto a vida en comunidad.



¿Soñabas con ser hermana mayor de Prendimiento algún día?



Sí, aunque cuando lo vives tanto en casa te preguntas: “¿Algún día seré yo? ¿Me tocará a mí esta encomienda?”. Sí que estaba en las metas personales ser hermana mayor pero, sobre todo, por la capacidad de servicio que llevo teniendo todos estos años.



Dices “encomienda”, como si fuera una misión.



No era una pretensión porque, en realidad, es más una carga. El tiempo y las horas que me quita la cofradía son innumerables. Pero es cierto que pones en la balanza lo malo y lo bueno y siempre gana lo bueno. Es algo que te da muchos quebraderos de cabeza pero que merece la pena.



¿Se vive con una cierta ambición?



Al menos en lo que yo conozco, ser hermana mayor es un marrón. Eres la cabeza visible de 800 personas y tienes que escuchar a unos y a otros y gestionar problemas que luego recaen sobre tu persona. Tengo un maravilloso equipo; si no, no podría abarcar todo. La capacidad de servicio tiene que ser grande. Al final, te sacrificas, te pones en el ojo del huracán para hacerle un bien a la hermandad.



Se dice que la Semana Santa en Almería es casi un lobby, que te acabas codeando con gente del poder.

Yo he recibido llamadas que no me esperaba recibir. Gente de la política que me ha pedido hacer una levantá dentro de la Catedral, cosa que me ha sorprendido. Antes le pasaba a los que estaban y yo, teniendo contacto directísimo con otros hermanos mayores, no era consciente. Ahora que me ha tocado a mí he tenido que torearlo “por bajo”.


¿Llegas para traer frescura o renovación?

El anterior hermano mayor, Isaac Vílches, ya renovó mucho la junta de gobierno y aportó un aire diferente. Lo que sí intento es seguir esa línea: que los jóvenes tengan mucha participación porque, al final, son el futuro. Yo estoy aquí porque otros abrieron la puerta a la juventud y, quizás, por eso ahora estoy en este cargo.


¿Hace falta hacer extensiva esa renovación a toda la Semana Santa?

En líneas generales la gente joven tiene mucho que decir en las hermandades actualmente. Es verdad que hay algunas que, desde fuera, parece que son cotos cerrados y eso se refleja. Nosotros llevamos este año 14 páginas de vida de la hermandad. Eso quiere decir que tenemos mucha actividad. Vas a la casa de hermandad y todo el año huele a incienso.


La pregonera de Sevilla, Charo Padilla, dijo que le iban a mirar con lupa por ser la primera mujer. ¿Te has sentido así?

No. Ni en la hermandad ni en la Semana Santa. La de Almería no se entendería tal y como es sin la figura de la mujer. Desde los años 70 y 80, las mujeres, como camareras mayores o secretarias, ya eran personas de mucho peso. Hasta hoy mismo que tenemos  a una presidenta al frente de la Agrupación. Al final somos hermanos y yo no he sentido ningún tipo de discriminación.


¿Cuáles son tus retos durante tu gobierno?

Si hablamos de lo que yo llamo “proyecto vital”, lo que quiero es que esta sea una hermandad viva. Quiero hacer hermanos, no solo por lo económico, sino para hacer que esa casa palacio tan bonita que tenemos se llene de vida. Queremos abrirla y que las instituciones cuenten con nosotros.


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