Piedras Redondas, capital cofrade

Unidad reúne en su barrio a cientos de almerienses

El Cristo de la Paz, en Piedras Redondas.
El Cristo de la Paz, en Piedras Redondas. Néstor Cánovas
Álvaro Hernández
00:48 • 14 abr. 2019

Desde la calle Sierra de Gredos se ve el mar. Desde esa atalaya que es el barrio de Piedras Redondas, se ve el puerto de Almería. Y eso lo saben muchos almerienses gracias al Sábado de Pasión, gracias a la Unidad.



Ayer, cuando pasaban siete minutos de las 20.30 horas de la tarde, las puertas de la parroquia de San Ignacio de Loyola se abrieron para que el Cristo de la Paz y María Santísima de la Unidad convirtieran a todo un barrio en la capital cofrade de la ciudad.



Porque allí estaba la Almería cofrade, ansiosa de ver los primeros guardabrisas albergando luz, disfrutar de los primeros izquierdos de una cuadrilla de costaleros y contemplar el primer palio de una semana que en Almería empieza en la víspera más cofrade de todas.



El Carmen



Tras los titulares de la Unidad, la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Carmen y Los Iris fueron los encargados de poner los sones de una noche que empezó cuando todavía iluminaba la luz del sol.



Pero no fueron los únicos sonidos del sábado más esperado del año. No en vano, ninguno de los dos titulares de la segunda hermandad de la Semana Santa almeriense salió a la calle sin su saeta.



No hubo un silencio sepulcral en la popular Sierra de Gredos para disfrutar de las dos primeras saetas de la Unidad, pero tampoco hizo falta: había un paso de misterio, un palio y dos voces desgarradas rezando con sones musicales. Y cientos de personas disfrutando de un ambiente único que solo puede disfrutarse ahí, sobre la cuesta de San Ignacio de Loyola, convertida en improvisado balcón cuando los pasos reviran para salir definitivamente del recinto parroquial y, por fin, unirse con su barrio.



Palio

Y cuarenta minutos después de que la cruz guía de la Unidad cruzara la puerta de su sede canónica, el palio de la titular mariana de la hermandad salió a la calle.




Le esperaba un barrio con los brazos abiertos, una ciudad que subió a saludarla y arropar en una noche de fresca brisa.


De hecho, dos hechos destacaron sobre todas las cosas en el palio de la Unidad: el abundante exorno floral y la candelería, completamente encendida a pesar de ese incipiente y frío viento que hizo acto de presencia en las últimas horas del Sábado de Pasión. El viento no pudo con la luz del barrio.


Le esperaba también a la Unidad la primera petalá del año, la que convierte todo el cariño de un barrio en ramo infinito de flores.


Calles en cuesta, un completo grupo de mantillas, capas del mismo color que tenía el cielo sobre el horizonte cuando se abrieron las puertas de San Ignacio de Loyola y un esperanzador grupo de niños abriendo el cortejo: todo eso y mucho más le dio la Unidad a todos los almerienses que se acercaron a Piedras Redondas a recibir con los brazos abiertos la Semana Santa de 2019, la que estrena la Declaración de Interés Turístico Nacional para la ciudad de Almería.


Y todo eso (y más, mucho más) se vio en  el barrio de Piedras Redondas, convertido por una noche en la capital de Almería.


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