Trabajando al servicio de su hermandad

Hoy presentamos a una cofrade muy mariana, que lleva más de dos décadas soñando y viviendo en color celeste. El caso de Isa es algo diferente a lo que solemos relatar en el mundo cofrade: son los hijos los que se adentran en el este mundo y contagian al resto de la familia. En su caso concreto, tiene un gran sentido de pertenencia con la hermandad y no entiende las medias tintas cuando se trata de implicarse en estos temas.

Isa empezó muy joven (demasiado para las reglas que rigen las cuadrillas en la actualidad) como costalera del paso de la Columna que procesionaba con la Hermandad del Silencio en la noche del Jueves Santo. De forma paralela se estaba gestando en la parroquia de Los Ángeles una asociación que fue el origen de la actual cofradía de Los Ángeles. 

Un barrio este que desde el momento primero conectó con la que es su hermandad y que día a día alimenta la devoción por su Titular y su amor hacia Ella. Y lo que es más importante, encontramos aquí una hermandad preocupada por fortalecer constantemente los lazos con la parroquia, por poblar su iglesia a lo largo de todo el año. Quizás sea este uno de los secretos para conseguir que cada Domingo de Ramos una marea celeste y blanca nutra un numeroso cortejo para arropar a sus Titulares en ese bello tránsito por las calles del centro de la ciudad. 

Creciendo con su hermandad

Si hablamos con Isa, podemos hacer un recorrido a la historia de su hermandad a la perfección ya que ella formaba parte de la primera Junta de Gobierno como vocal de juventud y ha permanecido estrechamente vinculada a la misma. 

Actualmente, y desde hace ya siete años, forma parte del cuerpo de capataces que dirigen a la  Virgen de Los Ángeles, y casi podríamos decir que a su barrio entero, desde allí y hasta el centro de la ciudad. Tras muchos años debajo del paso, le llegó la propuesta de vivir la experiencia del martillo y por sentido del deber y lealtad con el capataz, no pudo (ni tampoco quiso) negarse. 

Sin embargo, conversar con Isa al respecto es muy ilustrativo de los sentimientos que se experimentan cuando se tiene que cuidar al grupo humano que carga en las trabajaderas de un paso. Fruto de su experiencia en estas lides, ella es consciente del compromiso que conlleva estar al frente del mismo por lo que se siente en los buenos momentos, pero también en los duros que a veces tiene el oficio del costal. De la conversación con Isa se descubre que no todo es satisfacción y orden al poner un paso en la calle, también se manifiesta la penitencia derivada de esta responsabilidad. 

Sobre el tan hablado tema de las cuadrillas masculinas y femeninas, su opinión es clara: a ella le gustaría poder cargar o contar en todo momento con los mejores costaleros, sin fijarse si son hombres o mujeres, valorando su capacidad para el trabajo por sus hechos, no por su sexo. 

Poner voz a un sentir

Aunque no solo por su compromiso en Los Ángeles es conocida y querida Isa, también lo es por las veces que ha ocupado un atril o por aquellas en las que se sienta detrás de un micrófono para compartir su sentir y su punto de vista cofrade. 

Detrás del atril ha presentado varios carteles y exaltado a María. Además, se autodefine como “eterna presentadora de”, ya que es una labor que ha realizado en muchas ocasiones y de la que disfruta mucho, pues sus intervenciones tienen como seña de identidad presentar la faceta más humana de la persona en cuestión. Una muestra reciente de ello lo encontramos en la presentación que realizó del periodista Alfredo Casas antes de que éste pregonara a la Semana Santa de la ciudad hace ya algunas semanas. Le gusta poner el acento en cómo dedican su tiempo a las cofradías, restándolo de su vida personal, para contribuir con ello al crecimiento de las mismas. 

Como colaboradora de programas y tertulias cofrades destaca por sus fundamentadas opiniones y por su realismo a la hora de afrontar los temas a tratar. Ya sea en la radio o en la televisión, escuchar a Isa da que pensar y aporta sensatez al asunto tratado. 

Resulta inevitable llegados a este punto pararnos a divagar sobre si sería posible unir estas dos facetas, la de la existencia de mujeres ya curtidas en el mundo del costal y la de la profusión de pregones que se celebran en la actualidad, en una sola cuestión que parece ser todavía un techo de cristal: ¿será pronto designada una mujer para el Pregón del Costalero? Solo el tiempo, con la elección que realice la Hermandad de las Angustias en el futuro, nos lo dirá.