Órdenes mendicantes en Almería: trinitarios, franciscanos y dominicos

Fernando el Católico mandó establecer en la ciudad tres de estas órdenes

Bóveda sobre el presbiterio de la iglesia de San Agustín.
Bóveda sobre el presbiterio de la iglesia de San Agustín. La Voz
Juan F. Escámez
07:00 • 18 abr. 2019

Cristo, irritado por la humanidad contra la cual se disponía a arrojar tres flechas destinadas al castigo de los vicios del Orgullo, la Avaricia y la Lujuria, se vio apaciguado por su Madre que le mostraba dos monjes arrodillados a sus pies, Santo Domingo y San Francisco, quienes haría triunfar en el mundo las virtudes opuestas a aquellos vicios, es decir, la Obediencia, la Pobreza y la Castidad.



Así se narra la Visión del Cristo de las tres flechas, tenida por Santo Domingo de Guzmán, cuando se encontraba en Roma para aprobar la regla de su orden. Esta escena está representada por el medallón en relieve que se encuentra en la iglesia de San Pedro de la ciudad de Almería sobre el camarín de la Inmaculada Concepción del presbiterio.



Las órdenes mendicantes en Almería: trinitarios, franciscanos y dominicos.



Trinitarios, franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios, carmelitas y servitas, van a fundarse como órdenes mendicantes: viviendo de la limosna, manteniendo el voto de pobreza y alejándose de las anteriores órdenes monásticas.



Tras la firma de las Capitulaciones entre el Zagal y Fernando el Católico, la población musulmana que mantuvo sus tradiciones y costumbres. Con objeto de evangelizar la ciudad, mandó establecerse en ella tres de estas órdenes: la trinitaria se estableció en la zona de Las Huertas, donde hoy se levanta el templo de San Sebastián; las ordenes franciscana y dominica, en las actuales San Pedro y Santo Domingo, respectivamente.



La huella que dejaron franciscanos y dominicos se conservan en nuestros días después del paso de los siglos, no solo en las trazas de la ciudad sino en el manifestar y predicar la fe católica.



La evangelización ha hecho uso de cuantos estilos artísticos existen para buscar y encontrar el camino de la fe, ya sea a través de una obra pictórica, una talla religiosa, una obra musical o de la creación de espacios para la oración a través de la arquitectura.



Los franciscanos

La orden fundada por el santo de Asís tiene como rasgo principal la pobreza y la cercanía con el pueblo, adaptando el nombre de “Orden de los Hermanos Menores”. El ideal del franciscanismo es la imitación del Cristo pobre y crucificado, de ahí el eterno abrazo de Jesús en la cruz y San Francisco tantas veces repetido en el arte religioso. 


Los Reyes Católicos y el obispo agustino Bernardo Martínez Noval fueron los responsables de la llegada de los franciscanos a la ciudad, en el siglo XV y XX respectivamente, tras la marcha de la orden a causa de la desamortización del siglo XIX. A pesar de la retirada de los últimos padres franciscanos de la residencia de la calle Jesús de Perceval, el templo no ha podido olvidar el término popular de “los franciscanos” del templo. 


Los dominicos

La denominación de la orden que fundara Santo Domingo de Guzmán es casi un enunciado de su rasgo fundamental dentro de la triada de elementos que componen la fórmula mendicante: “Orden de Predicadores”: la predicación, el debate con y contra los herejes y la necesaria formación intelectual. El Papa Honorio III los define como “atletas de la fe y verdaderas lumbreras del mundo”. A diferencia de los franciscanos, los dominicos tuvieron un mayor calado en las altas capas sociales, quedando encargada la orden de velar por la salud de las almas de reyes y obispos. 


Por su parte, la historia religiosa de la ciudad y la orden dominica es difícilmente disociable, la primera es imposible de entender sin la segunda. Cinco siglos de historia bajo el amparo de la Virgen del Mar y promoviendo la advocación de la Virgen del Rosario, tomada como patrona por múltiples pueblos de toda la provincia.


Sus templos

Los templos de San Agustín y Santo Domingo, disponen de un ábside poligonal, con una estructura artística y arquitectónica similar: el primero, presidido por el camarín con la talla de la Inmaculada Concepción, el gran dogma de fe que la orden franciscana abanderó. El segundo, por el archiconocido camarín de la Virgen del Mar, patrona de la ciudad.


Ambas capillas mayores están custodiados por las figuras de San Francisco, que porta un cruz y Santo Domingo, junto a la inseparable figura del perro con una antorcha en la boca como alegoría del sueño que tuvo su madre antes de dar a luz y que Santo Domingo de Silos le interpretó  como que el niño que nacería iba a encender el fuego de Jesús por medio de la predicación. 


Nuestra Semana Santa y las órdenes mendicantes

Como Hermandad dominica se inicia el título de la popularmente conocida como hermandad del Rosario del Mar desde 2015, año que se vincula con la Orden de Predicaciones iniciando su estación de penitencia desde el templo de la Patrona. 


Fundada en el templo franciscano de San Agustín, la hermandad del Silencio tiene por títulos Real, Ilustre y Franciscana. El Padre Seráfico, San Francisco de Asís, inicia el título de la humilde hermandad de Caridad.


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