Tras el éxito alcanzado con la versión del 2017, la marca nipona del ala dorada ha renovado la X-ADV, para que sigamos divirtiéndonos con la moto de múltiples usos. No han realizado un cambio drástico, ya que no le hacía falta, pero sí que han realizado un arduo trabajo para conseguir mejorar su motor, también han actualizado su carrocería y otros múltiples detalles.
En donde más se nota la mejoría es en el cambio DCT y en el motor, que ahora supera la normativa Euro5, con lo cual han logrado reducir el consumo a la vez que aumentan su potencia, todo un éxito.
Una vez que Mario Moya, responsable de ventas en Motomoción AF, nos comunicó que teníamos a nuestra disposición el último modelo para efectuar una prueba, nos pusimos mano a la obra con el fin de idear una ruta que nos pudiera dar la máxima información de ella. Elegimos la ruta de Almería-San José- Monsul- Cabo de Gata-San José-Almería, en donde tendríamos asfalto hasta San José para después adentrarnos en la pista que une San José con Cabo de Gata.
Lo primero que detecte es el nuevo diseño del asiento, que hace que la moto parezca más baja, al llegar más fácil al suelo. Los mandos situados en el manillar son fáciles de llegar, la moto arranca mediante el sistema de la roseta típica de Honda. Durante los primeros km percibo un motor mucho más suave y eficiente, sobre todo llama la atención el cambio de seis velocidades con transmisión DCT, que es lo que marca la diferencia con respecto a sus rivales directos, como la BMW C 650 y la Yamaha T-Max. En la nueva X-ADV no falta el control de tracción, el acelerador electrónico, el ABS y los cinco modos de conducción, lluvia, grava, standard, sport y user, esta última la podemos configurar a nuestro gusto. Otro factor importante es que el radio de giro es muy amplio, lo que se agradece cuando circulamos por la ciudad. Nada más emprender la marcha se activa el modo standard, por defecto, y fue el que utilizamos hasta que salimos a la carreta de Cabo de Gata, en donde ya empezamos a usar el cambio manual/secuencial, que hace la moto mucho más divertida, a la vez que le sacamos más rendimiento.
La frenada es muy buena, sobre todo en términos de modulación, con un freno delantero muy bien logrado, rindiendo con éxito tanto en asfalto a velocidades altas, como en zonas de tierra. Cuando nos adentramos en la pista que nos llevaba a Monsul lo primero que hicimos fue poner el modo grava activado, el cual te da una seguridad extra a la hora de circular por tierra, al hacerlo de un modo muy progresivo, permitiéndote efectuar alguna derrapada, pero dentro de un margen de seguridad, lo que hace que sea un paseo tremendamente divertido. La estabilidad es otro de los puntos fuertes de este modelo, beneficiado por unas suspensiones de “moto”, un chasis contenido, un reparto de pesos acertado y un centro de gravedad bajo, además de unos infalibles neumáticos Bridgestone Adventurecross que ayudan lo suyo. La frenada del equipo confiada a Nissin cumple sin ningún tipo de problemas.
En resumen, en una moto para todos aquellos moteros que quieran disfrutar de tres variantes, urbano, carretera y pistas de tierra, pero en una sola moto, entonces que no tendrán ningún tipo de duda, la Honda X-ADV es su moto, lo que me ha ocurrido a mi, ya que le he dicho a Mario que me haga una reserva.
Este modelo tiene un precio de 12.150 €, y está disponible en tres colores, rojo, plata mate, gris perla y negro graphite. A la vez hay tres packs, style, adventure y travel, con sus respectivos accesorios, como maletas laterales, puños calefactables, faros antiniebla, estriberas, etc,…
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