Mitsubishi ha completado la gama de la tercera generación del Outlander (líder de ventas de la marca de los tres diamantes, un puesto por encima del ASX), con la versión PHEV, vehículo híbrido enchufable, ofrecido con un equipamiento Premium (Kaiteki 4 W D) en oferta única, todo de serie y sin opciones, en una campaña de lanzamiento al precio final de 35.020 €, incluyendo descuentos promocionales y ayudas, lo que supone un posicionamiento económico sensacional ya que es 2.275 € inferior al del modelo diesel con idéntico acabado. Sus dimensiones son de 4.695/1.800/1.710/2.670 mm de longitud/anchura/altura/distancia entre ejes; maletero entre 498 y 921 litros, según las 5 plazas estén ocupadas, o abatidas las traseras. Con un ángulo de 19º de paso de cresta, y 21º/22,5º de entrada y salida, respectivamente; radio de giro, 5,3 metros.
Remodelado Mucho más de la previsible actualización de un modelo en la mitad de su ciclo de vida, después de 320.000 unidades producidas desde 2012, a sumar a las 960.00 entre la primera y segunda generaciones, el nuevo Outlander 2016 ha incorporado mejoras importantes que le permiten destacar en el competitivo segmento D de los SUV, ofreciendo un aspecto potente y dinámico, a la par que elegante y expresivo, gracias a la nueva identidad visual Dynamic Shield, con nuevos paneles y componentes de carrocería, mejoras estructurales (puesta a punto del chasis, ruidos y vibraciones, tecnologías de seguridad, etc), equipamiento, así como la eficacia del tren de potencia. En el área de la calidad percibida, en Outlander PHEV, destaca su imagen frontal (acabado cromado oscuro de la parrilla, molduras laterales, llantas de aleación exclusivas, antena aleta de tiburón, erc), y como fiel exponente de su nivel Premium la tapicería de cuero, volante de cuatro radios revestido y calefactado, consola central ondulada y guarnecido de puertas basadas en el Concept-S con apliques acabados en madera, y con una dotación de sistemas de seguridad avanzados, como la mitigación aceleración no intencionada por ultrasonidos, o el monitor múltiple de entorno con vista de pájaro, además de los “clásicos” ya utilizados por Mitsubishi como la alerta de cambio de carril o la mitigación de colisión frontal, entre otros.
Movimiento eficiente El Outlander PHEV, que ya era más silencioso que las versiones anteriores, ha sido mejorado teniendo en cuenta los aspectos específicos de su tren de potencia eléctrico híbrido enchufable exclusivo, que de los tres sistemas existentes utiliza el de serie-paralelo que resulta más eficiente, con la ventaja respecto del híbrido puro que puede cargar las baterías de ion-litio por conexión eléctrica (normal, en 5 horas, carga rápida, 80%, en 30 minutos, con conector especial), utilizando un propulsor de gasolina inyección multipunto 2.0, 16 válvulas, 121 CV a 4.500 r.p.m., con entrega de 190 Nm a 4.500 vueltas, acoplado a una caja de cambios automática con posición B (frenada regenerativa en 6 niveles), 170 kms/h, 0-100 en 11,0 segundos.
La propulsión eléctrica para ambos trenes se consigue a través de dos motores síncronos de imán permanente de 60 kW (82 CV) cada uno, con entrega de 137 Nm de par máximo en el eje delantero, y de 195 Nm en el trasero. La batería de ion-litio es de 300 V, energía total kWh 12. Combustible, 45 litros de gasolina, y consumos, entre 1.8 litros y 5,5 litros/100 kms, según se considere la utilización mayoritaria en el tramo realizado, que si ha sido inferior a los 55 kms habrá sido de 0,0, al haber utilizado exclusivamente la motorización eléctrica. Su velocidad máxima, 170 kms/h. Así pues, dependiendo de la utilización personal, en lo relativo a prestaciones y consumos, las cifras pueden variar respecto de las homologadas por el fabricante debido al beneficio que se obtenga del sistema de recuperación de energía a través de la frenada regenerativa, minimizando la utilización del motor de combustión.
En cuanto a la tracción, el Outlander PHEV dispone del conocido por sus excelentes cualidades dinámicas en el Lancer Evolution, el S-AWC, un control dinámico del vehículo que integra control activo de guiñada para los frenos, y la dirección asistida para regular la distribución del par entre ruedas derecha e izquierda, y un diferencial delantero activo (AFD), que mejora la capacidad del vehículo de ajustarse con precisión a la trazada en curvas, y la estabilidad tanto en recta como en cambio de carril, y en la tracción y el control sobre superficies deslizantes.
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